Institucionalidad
La presidenta de la Comunidad de Madrid debería asistir a Moncloa. Por afectada que esté, que lo está, a Isabel Diaz Ayuso no le falta ni carácter ni temple para decir a la cara al Presidente del Gobierno lo que viene diciendo en público después de que el jefe del Ejecutivo, en juicio sumarísimo, sin prueba alguna, sin condena , afirmó, sin mover una ceja, que era una corrupta y que no quedaba otra que su dimisión.
Los socialistas se han llevado las manos a la cabeza, muy indignados, porque creen que el plante de Diaz Ayuso es «absentismo» laboral y una burla a la institución que representa el Presidente del Gobierno. ¿Cómo calificar el desplante de Aragones al Rey?. ¿Cómo calificar la ausencia permanente de los nacionalistas a actos como el de la conmemoración de la Constitución?. Nadie se ha llevado las manos a la cabeza... Para no parecerse a sus adversarios, Isabel Diaz Ayuso debería estar hoy en Moncloa y los socialistas mostrar los mismos aspavientos con los que han hecho del absentismo, del desprecio a la formas, su manera de estar en política.
Volviendo a la institucionalidad es obligación principal de quienes representan a las instituciones hacer valer ese principio. Pero se olvida. Se olvida cuando los discursos se llenan de adjetivos, de insultos, o de gestos muy barriobajeros como es el caso de la vicepresidenta Montero, y como es el caso del propio presidente del Gobierno al lanzar acusaciones que debería dejar en boca de sus segundos sí es que considera que se deben lanzar. Y esto vale para todos aquellos que tienen autoridad en nuestro país. También para la presidenta la Comunidad de Madrid por motivos que tenga, y no le faltan, para estar más que dolida.
Dudo mucho que aquellos que tensan el ambiente con acusaciones sin probar, con el y tú más, con más adjetivos que ideas, sean capaces de recapacitar y caigan en la cuenta de que las corrupciones ajenas no justifican las propias, que los ataques al adversario no tapan ni taparán los problemas de cada cual. Se ha dado mucho aire al rechazo de la querella interpuesta por el PP, que obviamente fue precipitada y sin fundamentos suficientes, pero se pasa de puntillas por la inadmisión nada menos que de las tres querellas salidas de Moncloa.
En estos momentos el asunto más grave no es el que afecta al novio de la presidenta de la CAM. El asunto más grave es todo lo relacionado con la trama Koldo que afecta al Gobierno, y por mucho que el Ejecutivo se lance como si no hubiera un mañana contra Isabel Diaz Ayuso, nada tapará lo que tienen encima de la mesa, de la misma manera que nada evitará que el novio de la Presidenta rinda cuentas ante la Justicia. Nada va a tapar nada. Más les valdría aceptar la realidad con prudencia y humildad. Desgraciadamente parece haberse optado por la fiereza política, por hacerse daño gratuito y por todo ello cargarse el sentido profundo de la institucionalidad. Lamentable.