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Tenemos el «presidente» más marxista de la Historia. Y por ende algunos miembros de su Gobierno. No marxistas de don Carlos Marx, que algunos también, sino del genial Groucho Marx, pero sin su talento y gracia.

No sé si Groucho Marx dijo o no la frase que se le atribuye: «Estos son mis principios pero si no le gustan tengo otros», pero esta frase parece haberse convertido en el lema del gobierno de Pedro Sánchez.

Para Sánchez el fin justifica los medios. Y el fin para él es el poder y por tanto para mantenerse en el poder no le tiembla el pulso para cambiar de ideas y de principios cuantas veces haga falta.

La decisión del gobierno de cambiar las «reglas· para elegir el consejo de RTVE, tiene un solo objetivo: dejar fuera al Partido Popular y poder hacer lo que le viene en gana en este organismo público.

Sánchez, acompañado de sus socios, está colonizando las instituciones para que estas respondan a sus intereses, a sus exclusivos intereses y de los que le acompañan.

Son continuas sus acometidas para dominar y doblegar a los medios de comunicación. Sánchez y su gobierno solo quieren medios afines, medios que les aplaudan hasta con las orejas.

Por eso buscan mediatizar las empresas periodísticas privadas y decidir lo que es o debe de ser noticia y lo que no se puede decir o escribir. Siendo esto grave lo es más que haya quienes desde la profesión periodística, le acompañan en este desatino.

No sé si Concepción Cascajosa, la actual presidenta de RTVE, es la típica tonta útil, o su motor es la ambición porque en su vida habría soñado convertirse nada menos que en la «mandamás» del Ente Público y solo el «dedazo» de Pedro Sánchez y sus socios le podía hacer ese regalo.

Lo único evidente es que Pedro Sánchez ha dado un paso más en su irrefrenable ambición de poder, dominando ya de manera absoluta RTVE.

El único consuelo es que él también pasará.