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Cuando el apacible doctor Jekyll tomaba una pócima de su invención se escindía en el malvado mister Hyde. Agotador desdoblamiento. Con el freno de mano puesto, era Jekyll; sin él y cuesta abajo, Hyde. Íñigo Errajón no ha inventado una pócima, pero se ha venido desdoblando en acosador sexual. «He llegado al límite entre el personaje y la persona», admitía en su renuncia al acta de diputado y a sus cargos políticos; dado que en España nadie suele hacerlo es muy posible que haya un dossier con sus acciones sexistas, de esas que nadie en su entorno sabía o asegura ahora no saber. No es posible ser doctor Jekyll feminista en el Congreso y luego, míster en Hyde depredador sexual en tu vida privada. Desde hace meses está en tratamiento por su adicción al sexo y a las drogas. Pero no estamos solo ante un problema personal de incoherencia ideológica, también lo es de la dirección de su partido. La erótica del poder es calenturienta y contagiosa. Calderón tituló una obra «No hay cosa como callar», sobre un burlador. Como advirtió Tomás y Valiente, «el silencio es cómplice». Una víctima ha calificado de «monstruo» al político; Otegui también se lo ha llamado, supongo que porque un Hyde reconoce a su semejante; pero, al menos, en el hasta hace días portavoz de Sumar hay ecos de un lado bueno perdido o traicionado; Otegui siempre fue monstruo y lo sigue siendo.

Al parecer, Errejón no se limitaba a lanzar anzuelos desde un andamio. Tener cara de crío no es lo mismo que serlo, ya ha cumplido 40 años. Supongo que no le estará sonando el teléfono; quizá, Netflix para ofrecerle hacer una miniserie sobre él. Sus deplorables acciones han sido artífices de su desventura; dicho esto, algo chirría en el caso, como de maquinación en plato frío. Pablo Iglesias asegura de su antaño amigo que realmente nunca lo fueron mucho, qué obscena puede ser la desmemoria.

Todos podemos ser dos verdades contradictorias a la vez, sin grandes entrenamientos previos: listo y tonto, serio y travieso, exitoso y perdedor, vegetariano y carnívoro… muy del Real Madrid y un poco del Barça… pero, en efecto, no se puede ser feminista y acosador sexual. Todo Hyde ejerce de Hyde, a poco que le dé el esquinazo a su doctor Jekyll.