Tensión internacional
La indudable tensión que se está sufriendo en el mundo, con más de cuarenta guerras, de ellas dos muy graves en Europa y otra en Oriente Próximo, se agrava por momentos en los días que faltan para las elecciones presidenciales estadounidenses. La elección del presidente, la persona con más poderes en el mundo, siempre es contemplada con interés y no solamente en Estados Unidos. Pero en esta ocasión la inquietud se agrava ante dos particularidades. La primera es que compite una mujer, Kamala Harris, con ideas nuevas aunque precipitadas, y el polémico Donald Trump, que ya ocupó el cargo, fue derrotado en la reelección e insiste por tercera vez respaldado por un amplio sector de la población.
La situación internacional lastrada por la división y el riesgo creciente a la deriva de una tercera guerra mundial, cuyos pilares ya están puestos, mantiene en vilo a gobiernos y expertos. Trump es un personaje que une a su desconocimiento de la realidad de los estadounidenses el estar acusado de actuar de manera grosera y con recursos insultantes contra su oponente dada su condición femenina y el color de su piel, que rememora sus antecedentes de antiguos emigrantes.
La campaña electoral, abrupta como pocas, se plantea con unas perspectivas muy igualadas. En el voto popular —que alcanzará el 50% de la población— las encuestas reflejan un incremento de los apoyos a Harris, que ha alcanzado la ventaja que se atribuía su adversario y ambos aparecen empatados con un 48%. Ningún sondeo se arriesga a pronosticar la mínima superioridad de uno de ellos. La incertidumbre por lo tanto aumenta conforme pasan los minutos que faltan para depositar el voto. Bien es verdad que el dato global de votantes se vuelve relativo ante el sistema de elección de delegados de los estados —todos a favor del candidato ganador y siempre en proporción con los habitantes— que son los que en enero integrarán el colegio electoral que proclamará al presidente. Ya se han dado casos en que el ganador por este sistema tiene muchos menos votos particulares que su adversario.
Las encuestas coinciden en que todo dependerá del resultado en siete estados claves e incluso algunos apuntan que esta vía brinda más posibilidades de éxito de Harris, algo que se da por hecho que generaría protestas y disturbios por parte de los trumpistas que, como se recordará, ya intentaron un golpe de Estado ante el Capitolio cuando se confirmó su derrota en la anterior convocatoria. Ante este panorama nadie puede hacer nada; si acaso rezar según las religiones y sectas variadas que predican su por todos los rincones del país.