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Cuando es cantarín un arroyo de montaña y brinca entre peñas, prados y florecillas, sólo el escarmentado, el informado y el prudente saben que sus cascabeles serán el día menos pensado un rugido del Infierno del Agua, un torrente tronando peñascas y rompiendo orillas. Así son en su infancia las venas del dragón como las llaman de antiguo los chinos, venas que al llegar a ríos se hinchan tanto a veces, que revientan desatando la muerte allí por donde se desmadren. Asunto antiguo. Y repetido. Estas cosas se saben. Y por eso los chinos lo advertían seriamente: «Jamás construyas sobre las venas del dragón»... que es como decir aquí «A bicho que no conozcas jamás le pises el rabo»... no edificarás nunca donde el agua ya demostró más de una vez que construir ahí es cerrar la puerta a la avalancha que se pide el clima cada cierto tiempo. Recuérdenselo mil veces a quienes planearon en las últimas décadas el crecimiento urbano de Valencia y a la fortuna que inundó a constructoras y promotoras.

A las venas del dragón también las llaman los chinos «salidas de los demonios» para cabalgar en este caso aguas en tromba desbocadas. Y en Valencia y su derredor se ha construido obsesivamente sobre terrenos aluviales, ese ancho que ya fijaron los ríos siglos atrás cada vez que se encabritaban. El agua es mucho peor que el fuego si coge velocidad y cuerpo. Se ha visto bien claro esta vez, otra vez; y la riada resolvió de golpe el gravísimo problema municipal de aparcamiento apilando coches en vertical o montonera. ¿Qué conclusiones sacarán esta vez los altos barandas listos que ya anuncian a bombo y platillo el chorrón milmillonario con que regarán esas tierras enlodadas para asegurar su inmediata reconstrucción tras el guantazo climático que han recibido, tierras que son sus trece; y en sus trece seguirán fortificando diques y planes de defensa (o ataque). Lo harán aunque nadie ignora ya que un nuevo aguacero devastador está contratado por doña Rutina Climática para bautizar con muerte y estrago esa misma zona dentro de 15, 30, 50 años.