Lennon en León
Ya me perdonará Lennon o Yoko Ono, que tiene la culpa de todo, como nos enseñó Def con Dos, pero después del último teatrillo de las Cortes autonómicas de esta semana me ha dado por remendarle -yo había escrito «remedarle», pero el autocorrector me mejora- una de las frases célebres que ahormó para deleite de los devotos de la lectura en los papeles de los azucarillos. No es la vida, como se empachó el beatle cursi de tanto hacer la guerra en la cama, sino la despoblación rural, el páramo demográfico, la precarización del empleo y el declive poblacional de León lo que pasa mientras hacemos otros planes. Bueno, mientras los hacen el Gobierno y la Junta, como aprobaron por unanimidad esta semana en Valladolid, al pie de la proposición del PSOE enmendada por el PP que fía para dentro de seis meses la defunción -había puesto «definición», hoy la IA está que se sale- de una estrategia de desarrollo económico y social, y bla, bla, bla, que debe pactarse con los agentes sociales. No, señora, no he copiado la columna de febrero de 2020; es otro plan nuevo del que hablan. Sí, pienso lo mismo.
La iniciativa tira del hilo de la madeja de hace cuatro años. Entonces, tras las manifestaciones que sacaron a la calle a más de 80.000 leoneses, el Gobierno y la Junta, con el PSOE y el PP delante para taparse, crearon el trampantojo de la Mesa por León: una ficción que ya había funcionado en 1991 y que, cada vez que surge un nuevo arrebato leonesista de rebelión contra las instituciones, como la que se anuncia con la nueva manifestación, se orea a la puerta de la provincia para acallar la revuelta, entretener al personal y dejar que pase la vida como si no sucediese nada para que todo siga igual. Esta vez, todavía con el fiasco fresco en la memoria, los políticos han redoblado la desvergüenza con el aviso de que se seguirá el documento estratégico que se encargó entonces y que guardaron en el cajón, después de que la directora de la agencia, Humildad Rodríguez Otero, se cansara de trabajar en solitario para nada, sin que le hicieran caso, mientras a los políticos les sobrara con las fotos. No se preocupen. Paz y amor. Van a volver a sentarse a la mesa, por León, ya saben, para que no se quejen. Les encanta que los planes salgan bien.