Diario de León
Publicado por
Eliseo Fernández Gómez
León

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La transición de la televisión a la tecnología digital está a punto de finalizar quedan menos de 70 días para el apagón analógico y las administraciones están, trompeta en mano, pregonando que ya dispone de este servicio el noventa y pico por ciento de la población. Pero ¿Que va a pasar con los ciudadanos que no están dentro de ese porcentaje? La Televisión Digital Terrestre TDT se transmite por ondas, a través de la atmósfera y se recibe en las casas por medio de las mismas antenas UHF convencionales. Pero parece que no va a ser así en todos los lugares: en algunos se recibiría una TDT sin T final. Muchos pequeños pueblos de nuestra provincia que, por su situación, no les llegue la señal de un centro transmisor principal, tendrían que recibirla del cielo instalando en las casas una antena parabólica y un receptor de satélite. Esa es la solución técnica que parece ofrecer la administración autonómica, que subvencionaría el receptor adaptado para recibir de satélite los programas que al resto de ciudadanos les llega por vía terrena TDT. Supuestamente la subvención de esos receptores solo la recibirían los empadronados. Los propietarios de las viviendas de no residentes, que en la montaña leonesa pueden suponer el 80, tendrían que pagarse la instalación de esas antenas y la cesión del receptor. Esa solución técnica, si prospera, sería un palo más en la rueda del desarrollo de las zonas rurales, entre otras razones porque el impacto visual de esas antenas produciría un efecto desfavorable en la arquitectura tradicional de los pueblos y una devaluación del paisaje urbano. No deja de ser curioso que cuando ya en muchos municipios no se permiten parabólicas en lugares visibles desde la vía pública, la administración ofrezca subvencionar su instalación. Sería también una zancadilla a una población no residente que llena de vida los pueblos en fines de semana y vacaciones, que contribuye de forma especial a mover la economía de esas zonas y tributa por sus viviendas. En muchas de esas zonas no se dispone aun de acceso a las nuevas tecnologías que, por otra parte, serían tan necesarias para su desarrollo, carecen de cobertura telefónica o, en el mejor de los casos, tienen servicio de un solo operador. A ello se sumaría ahora el apagón de la señal de TV. No es de extrañar que cada día sean más los que se niegan a llenar los tejados y fachadas de sus pueblos con parabólicas exigiendo una TDT como la del resto de ciudadanos.

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