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Publicado por
carmen
León

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El pasado día 15 del corriente tuve que ir con una niña a una consulta pediátrica al centro de salud de José Aguado. Después de lograr llegar tras la odisea del tráfico y encontrar aparcamiento gracias a las ideas de los lumbreras que se dedican a jugar al monopoly con un teleskecht con nuestra ciudad estoy en la sala de espera nunca mejor dicho, qué buena idea llamarla así, ESPERA y veo al fondo, al lado de la ventana a un grupo de 6 gitanos o personas de esa etnia, para ser políticamente correcto que tanto de moda está. A un lado, 5 de ellos 2 mujeres que estarían en la veintena y un hombre que lo mismo, con 2 niñas que estarían sobre los 12 y 9 años enfrente, una mujer ya conocida por mi desgraciadamente de la que no averiguo su edad dada lo desastrosa de su apariencia. Como la espera es larga, la animan con polichichos y chunguitonos del móvil, palmeando en los momentos más sufridos. La euforia da calor, y como quitarse el plumas es costoso, mejor abrir y cerrar el ventanal, para que la CORRIENTE ventile. Yo anonadada miraba a mis congéneres payos: todos observando de reojo, temerosos con sus bebés y niños en brazos por mi lado, la rabia me reconcomía por dentro, por su pasividad y la actuación de los otros. Como la gitana que estaba sola se cansó de esperar a que saliese la paciente de la consulta que resulta que iba con ella decidió levantarse y golpear la puerta gritando "¡¡¡sus estáis dormiendo!!!". Esto provocó las carcajadas y jaleos de los cinco hermanos, así que ella se envalentonó y comenzó a dar patadas a la puerta. "sus estáis durmiendo" repetía. Así, al final llegó un chico de seguridad, que intentó calmarla. Espero que esté bien a día de hoy tras los juramentos y males de ojos proferidos por la desgañitada cuando el guarda la daba la espalda. Para fortuna de los presentes, la desdichada de la consulta salió, y marcharon. Pero aún quedaban los otros, más tranquilos sin palmear hasta que marchó el segureta. Cuando pasó, las más pequeñas se dedicaban a correr, saltar, gritar, y picar a las puertas de las consultas y marchar corriendo. Nunca antes los tres cuartos de hora esperando se me hicieron tan largos nunca antes vi tanta animación en un centro sanitario sólo falta el tablao, que los primos ya se montan una buena fiesta, para desgracia de los que de verdad estamos esperando a que nos concedan nuestros 5 minutos de gloria y nos curen nuestros dolores. Alguno creerá que exagero movida por tintes xenófobos u otra estupidez colosal lo que no tiene razón de ser es que se les consienta no mantener las formas, que yo con mis impuestos les estoy pagando su derecho a acceder a la medicina.

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