Diario de León
Publicado por
Asun Jimenez Colon
León

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Amistad. Qué crueles pueden llegar a ser los niños... Siempre guardaré en la memoria aquellas niñas que amargaron a ratos mi infancia. Desde pequeños, buscamos la aceptación, integrarnos y ser queridos. Dicen que nuestros jóvenes cargan en la mochila junto a sus libros, las vivencias de sus casas, y que reflejan en sus comportamientos el producto de la convivencia en las mismas. El tipo de vida familiar de esta época, que nos está tocando vivir cada día, deja más al descubierto la falta de valores inculcados en la misma. Nos está repercutiendo a todos y en el futuro pagaremos las consecuencias. Como padres, de alguna forma somos responsables de que alguno de nuestros hijos, se convierta en maltratador de sus compañeros. Me hicieron creer durante muchos años que eso de la amistad era mentira. Escuchaba con escepticismo que un amigo era un tesoro. Siempre han existido agresiones, con las que a lo peor tienes que cargar a lo largo de tu vida, como una espada de Damocles, que te hace cambiar la percepción de tus relaciones sociales, quedando coartado tu crecimiento personal. Y cuánto puede doler el desprecio, la risa o burla de un compañero, el daño psicológico a veces duele más que una bofetada. Desgraciadamente, en la actualidad, los hechos ya más de una vez han sobrepasado la línea de lo psíquico y pasa a lo físico llegando a ser grabados los mismos para luego alardear de ellos con los amigotes o colgarlo en algún sitio de internet, bajo la triste excusa de "ha sido una broma." Consiguieron lo que querían, hacerme daño, y hasta hace muy poco me ha costado entregarme y confiar plenamente en la amistad. Por suerte, la vida y buenas personas a mi alrededor me han hecho reflexionar y hoy puedo decir que la he descubierto varias veces, no muchas, y que por encima de todo, la comprensión de una buena amiga o saber de un amigo que siempre estará ahí para los buenos y malos momentos, me hacen sentir protegida y me complementan como persona, me esfuerzo en conservarlos al igual que ellos a mi. Al final lo que perdura es el cariño de las personas y el recuerdo de los momentos vividos junto a ellos. Siento que he redescubierto algo maravilloso que había quedado escondido tras los sinsabores de mis malas experiencias y como dijo alguien, el amigo es otro yo, sin amistad el hombre no puede vivir. Doy gracias a Dios por haberlos puesto en mi vida. Asun Jiménez Colón.

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