Alumnos superdotados
En su edición del 20 de marzo, dedican toda una página a hacerse eco del Plan de Atención al Alumnado con Superdotación Intelectual de la Junta, al parecer presentado en 2005. Casualmente, es el mismo año en que nuestro hijo mayor, Carlos, fue diagnosticado de altas capacidades. El niño presentaba los síntomas típicos según su profesora, pero el diagnóstico tuvo que realizarse en un gabinete psicológico privado especializado porque la orientadora de su colegio público "ya les había pasado un test a todos los niños al principio del ciclo y todos eran normales". Pese a llevarle los resultados del WISC-R, la orientadora se mantuvo en sus trece y no admitió el diagnóstico el "programa específico" para mi hijo, por tanto, fue llevarle nosotros todos los sábados a Valladolid dos horas y media en coche para clases de enriquecimiento en un centro especializado en superdotación. Cuando meses después ya no pudimos más con este trajín, fundamentalmente por un cuarto embarazo complicado de mi mujer, se acabó el enriquecimiento. Por eso, permita que sonría cínicamente ante eso de "la Junta detecta y atiende…", porque la detección y la atención, al menos en según qué zonas de Castilla y León, depende de uno mismo y sus recursos. Cuando el niño cambió de profesora, a 3º-4º, la cosa empeoró, porque esta señora era de las de "tengo 25 alumnos y no puedo prestar más atención a uno que al resto", es decir, justo lo contrario que las bonitas palabras vacías que nos cuentan en su publirreportaje del otro día sobre "atención personalizada" y "opciones más adecuadas". Reclamamos al programa de Atención a la Diversidad de la Consejería de Educación, y nos contestaron que mientras que el niño no presentase problemas de fracaso escolar, como "por ejemplo, un suspenso, no podían hacer nada" ¿?. Tuvimos la inmensa ¿suerte? de que el chaval se olvidó de presentar 3 dibujos y le suspendieron una evaluación de Plástica, así que aprovechamos la ocasión, mandamos las notas por fax y les dijimos que acababa de demostrarse el fracaso escolar del niño por la presencia de ¡Oh, Dios mio! un suspenso. A partir de ese momento, hay que reconocer que sí se movilizaron las cosas, mandaron 2 psicopedagogos independientes al colegio, repitieron el test al niño, vieron que tenía un C.I. de 149, cambiaron a la orientadora….pero ya habían pasado otros tres años. El niño se diagnosticó en 2005 y ahora, a principios de 2010, está acabando Primaria, con lo cual ya no puede beneficiarse de una aceleración en este ciclo, y tras las experiencias previas, no creemos que deba comenzar la ESO en Ponferrada y probablemente le mandemos a un colegio especializado en Madrid aunque eso nos suponga sacrificios familiares y económicos, parece la única probabilidad de que sus capacidades no se desaprovechen.