IMPRUDENCIA

IMPRUDENCIA La tragedia, sin precedentes, en la estación ferroviaria de Castelldefels es el resultado de un cúmulo de circunstancias que han desembocado en 12 víctimas mortales. Todo indica que fue la imprudencia, la aliada indispensable, quien desató unos hechos lamentables, que se recordarán durante mucho tiempo. Doce ciudadanos llenos de alegría ante una noche mágica, como es la noche de S. Juan, acudían a divertirse alrededor de las tradicionales hogueras. No llegaron nunca. Una máquina de metal acabó con sus ganas de diversión. Segó las vidas de varios ciudadanos llenos de ilusión que no habían reparado que su ángel de la guarda había sido sustituído por una aguadaña, el símbolo de la muerte. El dolor de la trajedia ha sido el denominador común de todos los ciudadanos de este país. Los familiares y amigos no se deben sentir solos en estos dificiles días. Somos personas y como tales reaccionamos ante todos aquellos que se sienten débiles en situaciones extremas. Su dolor es nuestro dolor. Es el dolor de todos. Eran de los nuestros. Eran personas. Son víctimas de la sociedad desarrollada por la que apostamos todos. Los fallecidos también apostaban por este desarrollo. Todos los que perdieron la vida, entre las rueras del ferrocarril, llegaron a nuestro país porque apostaron por una mejor vida, querían mejorar su situación. No ha podido ser, pero desde donde estén deben saber que su muerte no ha sido en balde. Su muerte servirá de precedente para evitar otra trajedia. Estoy convencido, estamos todos convencidos de que no se volverá a repetir de nuevo este episodio, se lo debemos a todas las víctimas y sus familias.