Diario de León

LA TORTILLA DE PATATAS Y EL FILETE EMPANADO

Publicado por
Joaquín Tomás Fortunati Cendrero
León

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Hay cosas que no se olvidan jamás y desde pequeño las llevas arrastrando a lo largo de tu vida, son recuerdos que se te quedan marcados y que son para siempre. Desde que nací, he viajado mucho y no en coche particular como ahora puedo hacerlo, mi medio principal de transporte era el tren. Desde Siruela, un pueblo de Badajoz, que está situado en la Siberia extremeña, donde trabajaba mi padre, hasta Sevilla. Este recorrido lo teníamos que hacer por lo menos tres veces al año y no se pueden imaginar la epopeya que era el viajecito de marras. Había que coger taxis, autobuses, trenes y hacer varios trasbordos entre ellos. Pues bien, en los trenes me acuerdo que he almorzado y merendado muchas veces. Una vez ubicados y colocadas las maletas en unos soportes situados encima de los asientos, que por cierto había que tener más fuerza que Sansón para ponerlas allí, venía la hora de comer. Mi madre sacaba el recipiente con la tortilla y los filetes, se ofrecía al resto del personal y a comer. Así eran mis viajes desde que nací. A veces los trenes iban a reventar de gente y teníamos que hacer todo el recorrido en los pasillos de estos y estabas tan cansado, que tenías que sentarte encima de la maleta para aliviar un poco ese cansancio. Había que tener ganas de viajar porque cuando llegabas a Sevilla en estas circunstancias, estabas medio zumbado. Así se viajaba en España en los años cincuenta y sesenta. El otro día estuve en la playa y, ¿saben ustedes que lo único que ha cambiado en España es la fiambrera por el tupperware? Allí todo el mundo estaba con la neverita y de vez en cuando salía una triste cerveza o un refresco hasta que llegaba la hora del almuerzo y, ¿qué creen ustedes que salían de los envases? Pues sí, la tortilla de patatas y los filetes empanados. Es decir, han tenido que pasar cuarenta o cincuenta años, para volver al punto de partida, esa ha sido la evolución de este pueblo, que estamos de acuerdo que ha avanzado en algunos aspectos pero últimamente estamos retrocediendo con tal fuerza que estamos en muchas cosas como en los años cincuenta y sesenta. Me tomé una cerveza en el chiringuito y sobraban mesas por todas partes, la gente está más tiesa que una mojama y se lleva la comida y la bebida a la playa como hace cuatro o cinco décadas, a este punto hemos llegado con todos los adelantos y mejoras sociales. De todas formas hay que darle el mérito que tiene a la tortilla de patatas y los filetes empanados, que después de tanto tiempo han resurgido de sus cenizas y están de ultimísima moda. Yo incluso le haría un homenaje a estas dos maravillas, base y pilar de muchos paisanos a lo largo y ancho de la historia de España e incluso cambiaría la bandera, sencillamente quitaría el escudo y pondría en el centro una hermosa tortilla de patatas y a ambos lados de ella un filete a modo de columnas plus ultra. Ese seria mi homenaje a estos dos fabulosos alimentos. ¡Qué país! Joaquín Tomás Fortunati Cendrero

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