LA NACIÓN Y EL NACIONALISMNO
LA NACIÓN Y EL NACIONALISMO Tengo la impresión que algunos de los ciudadanos, de este país, carecen de sentimiento patriótico. Desde que la democracia se instauró en España se ha ido desactivando la pertenencia a un todo que denominamos nación. El independentismo se está inponiendo como una cultura en alza. Una cultura que utiliza la historia haciendo un uso militante de ella llegándola ha falsearla. De esta manera fomenta el nacionalismo radical, sectario y fanático. Los nacionalismos no han sabido reorientar sus objetivos. No han tenido la capacidad suficiente para adaptarse a los nuevos tiempos. Han continuado alimentándose de falsedades, las cuales se han convertido en su única doctrina. Los nacionalismos son el principal freno, que nos colocamos, para sentirnos como una verdadera nación y además nos dirige hacia el abismo. Hemos dado legitimidad a fundamentalístas ideólogos como Sabino Arana. Las equivocaciones no suelen venir solas y esa legitimidad ha traído otras muchas que atentan contra la unidad de la nación. El sistema garantista que significa una democracia no es del todo perfecto. Hay que limar aristas lo cual significa que ha dejado resquicios para que desde pensamientos totalitarios, carentes del respeto hacia el diferente, penetren en la sociedad. El nacionalismo excluyente y anacrónico se ha colado o tal vez se ha disfrazado de caperucitapara tratar de imponer sus objetivos. Hemos incorporado la ideología nacionalista al sisitema con unos resultados mediocres. Las espectativas que se abrieron, durante la transición, se han truncado. La democracia no forma parte de su catecismo. El nacionalismo es insaciable, no conoce un final, no tiene una meta concreta salvo la de debilitar a la propia nación democrática que le ha adoptado. El mundo nacionalista ha ido construyendo toda una estructura a su alrededor. Marca su territorio. Una fortaleza casi inescrutable.Ha utilizado numerosos instrumentos para fojar su ideología. Su caracter expansivo se ha basado en el puro clientelismo. Ha renunciado a algunos de sus principios para obtener suculentos réditos. Pacta con todo aquella formación política con el único objetivo de satisfacer sus pretensiones. No busca el beneficio para los ciudadanos. Busca alimentar a la bestia que lleva dentro.