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ONG La puesta en libertad, después de un prolongado secuestro, de los dos coperantes españoles que se encontraban realizando labores humanitarias, en el continente africano, es un gran acontecimiento. Todos nos alegramos de su vuelta a la vida tras un cautiverio al que han sido sometidos durante267 días. Una y otra vez los hombres y mujeres que trabajan en organizaciones humanitarias se mueven en el filo de la navaja de los terroristas. El trabajo que desarrollan es el trabajo de un samaritano del siglo XXI. Apesar de su generosidad hacia los más necesitados se encuentran en el ojo del huracan de mafias que no valoran la vida de las personas. El valor que le asignan, estas mafias, al individuo se reduce a un interés económico. Para ello tratan de someter a sus semejantes para conseguir su único fin el pago del rescate. La puesta en libertad de los cooperantes españoles debe llevar a este gobierno a realizar una seria reflexión. La vida de las presonas no tiene precio y no hay ningún motivo para realizar pago alguno por las personas, al contrario de lo que se ha hecho en este caso, ya que se crean precedentes muy peligrosos. Un estado no puede colocarse de rodillas ante unos teroristas aunque parezca muy dura la decisión. Una nación no puede mostrar debilidad ante nada ni ante nadie y menos ante unos terroristas. España tiene un largo recorrido de lucha contra el terrorismo y por tanto no debería cambiar la estrategia que ha mantenido contra las bandas terroristas. Mantenerse firme ante el terrorismo ha sido la bandera de nuestro país, frente a los violadores de la libertad, pero es ademas la primera lección que se aprende. Es el mejor y único mensaje que hay que dejar claro a los terroristas.