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JOAQUÍN TOMÁS FORTUNATI CENDRERO
León

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La sombra. No crean ustedes que voy a escribir de la figura proyectada en el suelo o en la pared cuando a una persona le da la luz, o de las facturas sombra que está emitiendo la Seguridad Social para que veamos lo que nos cuesta ir al médico cuando nos ponemos malitos. Este escrito va dirigido al conjunto de atributos buenos y malos que acumulamos en nuestra vida, de los cuales no somos conscientes, y que algunos escritores han decidido llamar la sombra de una persona. A lo largo de nuestra vida van surgiendo deseos que reprimimos involuntariamente y que se van acumulando en nuestro interior. A veces estos sentimientos y deseos salen a la luz sin darnos cuenta por motivos que no esperamos y nosotros mismos nos asombramos de cambiar nuestra conducta de manera incomprensible. Quizás las demás personas que nos rodean puedan apreciar estos cambios en nuestra conducta mejor que nosotros mismos. Esto se debe a que afloran sin darnos cuenta ese montón de cualidades y atributos que nos han estado invadiendo durante años y años y se han ido depositando en nuestro interior sin darnos cuenta. Algunas personas viven experiencias malas, como puede ser haber estado en contacto con las drogas o haber realizado acciones de las cuales se han arrepentido posteriormente. Estas personas tratan simplemente de olvidar estas malas vivencias pero no llegan a conseguirlo, pasando a engrosar su sombra particular, sin poder desembarazarse de ellas. Lo importante es plantarles cara y afrontarlas para tratar de superarlas, deseando fuertemente no volver a caer en ellas en su nueva vida. Esa es la única forma de poder superar experiencias pasadas no deseables. Todos estamos preparados para luchar contra nuestra sombra, o sea con toda esa clase de problemas acumulados que tenemos en nuestro interior y que nos van lastrando en nuestra vida, sin poder mostrarnos tal cual somos, aunque en realidad no somos conscientes de ello, lo único que tenemos que conseguir son los mecanismos adecuados para desembarazarnos de esto, pero para eso no todos estamos suficientemente preparados. Todos hemos sentido a veces animadversión contra otras personas porque no nos caen bien desde el momento que las conocemos o nos las presentan y presentimos que debemos alejarnos de ellas. Esta puede ser una muestra de que nuestra sombra está ahí llena de experiencias, sensaciones y deseos los cuales no podemos dominar y que nos esclavizan sin ni siquiera ser concientes de ello. En el momento que una persona aprende a dominar su sombra, automáticamente se vuelve más comunicativa, comprensiva y amable con todas las personas que le rodean. Esa es la lucha del hombre con su sombra, aprender a comprenderla para posteriormente poder dominarla. Joaquín Tomás Fortunati Cendrero