Los austrohúngaros y los castellanoleoneses

Con la muerte de nuestro llorado y admirado Berlanga, parece que se ha puesto de moda lo de "austrohúngaro", término que nos sugiere lo cómico, lo irreverente, lo utópico y lo despectivo, y que nos incita a la risa, la burla y la compasión… ¡Pobres! Y es que este término representa lo quimérico y lo absurdo: no se puede ser ciudadano austrohúngaro o se es austriaco o se es húngaro, pero nunca las dos cosas a la vez… Pues bien algo semejante ocurre con el término "castellanoleonés". Solo con oírlo nos viene a nuestro consciente todos los adjetivos que hemos desgranado anteriormente y además: no se puede ser castellano y leonés a la vez o se es castellano o se es leonés… No existe ninguna región en Europa ni tan grande ni tan ilógica como esa. Y, en España, a nadie le gustaría que le identificaran como un ciudadano andaluzmurciano, catalanoaragonés o gallegoasturiano. Solo es posible lo de castellanomanchego, porque todos los manchegos son, a la vez, castellanos. Por respeto a la lengua, a la democracia, a la voluntad popular y a la buena gestión económica y demográfica, por favor: den la oportunidad a los castellanos y a los leoneses de decidir su propio destino, de mantener su personalidad y de elegir y detentar el sitio que le corresponde en la historia