EXTRAÑA NAVIDAD

Extraña Navidad. Año tras año viene la navidad y nos coge casi de sorpresa a todos, esta fiesta que a medida que nos vamos haciendo mayores, se entristece y cada año tenemos la impresión de que ya no nos gusta tanto como antes. Todos tenemos malos recuerdos y nos acordamos de seres queridos que ya no están con nosotros. Precisamente hoy, veintiocho de diciembre, me acuerdo de mi hermano político Alberto Fernández Bañuls, que nos dejó hace ya dos años. Pero aparte de este tema, no me gusta nada el cariz que está tomando esta fiesta, pues se va perdiendo el motivo principal, convirtiéndose en una fiesta totalmente pagana, donde la Nochebuena, que era eminentemente religiosa, se está acercando a pasos agigantados a la Nochevieja. Esta noche la pasé cenando en familia como todos los años y al salir a la calle, pude comprobar un tráfico enorme, niños tirando petardos y gente que se decidía a ir a las fiestas, que por cierto, cada vez hay más locales que abren esta noche, como si de una noche de fin de año se tratara. Creo que cada fiesta tiene su motivo y aunque me parece magnífico que la gente quiera divertirse, no debemos perder estas tradiciones que han dado el carácter a este pueblo y que nos han hecho de la forma que somos. Cuando un pueblo empieza a perder sus tradiciones y su identidad, queda a merced de otros factores que pueden dominarlo y esto es precisamente lo que nos está pasando, aquí ya nada es igual. Si nos remitimos a la historia, tenemos un ejemplo en Roma, capital del Imperio, y se relajó de tal forma, que tuvo que venir otro pueblo, de costumbres más primitivas, pero a la vez más sanas, para acabar con ellos. La fiesta de todos los Santos y la de los Difuntos, está perdiendo puntos con la de Halooween, hay que ver este año, por ejemplo, la de muertos vivientes que he visto por la calle y cada año más. Con las navidades está pasando lo mismo, desgraciadamente ya no son ni parecidas a las de antes. Dentro de poco me veo celebrando no sé qué fiesta en una fecha que nada tiene que ver con lo que nosotros celebrábamos antes. Aquí nuestras autoridades, más papistas que el Papa, están dando cancha a todas las gentes venidas de no sé cuantos lugares y se le están dando tal clase de libertades y privilegios, que cuando nos demos cuenta, estamos inmersos en otras culturas, costumbres y religiones, quedando las nuestras de siempre completamente olvidadas. Desde aquí hago un llamamiento a estas autoridades para que no discriminen a nadie, por supuesto, pero que sean consecuentes con las personas que vivimos en estas tierras y procuren no acabar con nuestras costumbres de siempre. No me gustaría verme un día arrodillado en el suelo, mirando hacia no sé dónde y adorando a alguien que jamás lo he hecho antes. Hay un dicho muy común en nuestro país que le viene ideal a este tema y es el siguiente: "Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente". Joaquín Tomás Fortunati Cendrero