Diario de León
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León

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Me refiero al protagonismo de las Jornadas Mundiales de La Juventud 2011, a los aristócratas religiosos de n/Iglesia Católica y su máximo representante Su Santidad el Papa en contraste a la tragedia del Cuerno de África. A los Primeros me permito juzgarlos por haberse erigido como eruditos principales del JMJ 2011, una movilización internacional de personas tal, que no ha pasado desapercibida en sitio alguno del planeta. Quizá se trata de eso, de magnificar el poder de n/Iglesia. De dejar claro al resto de religiones las sólidas bases y número de partícipes con que cuentan. De evidenciar a través de todo tipo de medios de comunicación, la fuerza que poseen, como advirtiendo de su Verdad Única y su Razón de Ser. Al Segundo me permito mencionarlo sólo por contraste. Un contraste que impregna absolutamente todo de fariseísmo. Para mi humilde entender, la comparación entre ambas situaciones es como mínimo cruel. Desde luego, cruel, terrible, inhumano e inadmisible para la parte débil que conforman esos países a los que denominamos desde el primer mundo Cuerno de África. Juguetes rotos que componen Somalia, Kenia, Etiopia, Eritrea y Yuguti, con una superficie total, para situarnos de más menos la Península Ibérica. Hablemos de Somalia en concreto, por situar el puntero rojo en la actualidad: Provista de unas tierras de sabana y desierto, sólo útiles por lo visto, para el pastoreo nómada, para que sólo el 2,6% de su población consiga superar los 65 años, para que la esperanza de vida de los ciudadanos no supere los 48 años de edad, para que tenga una tasa de fertilidad de 6,7 hijos por mujer. Para que, por el solo hecho de nacer allí, estén condenados a muerte, por la extrema pobreza, la desnutrición infantil, la falta de lluvias, la inexistente colaboración de los más ricos y la sin razón de Al Shabad, una milicia radical, cuya intransigencia le lleva a pretender instalar allí su régimen islámico. ¿De qué hablamos Iglesia Católica?, ¿De qué hablamos Su Santidad?, ¿De qué hablamos amigos o no del JMJ 2011? ¡De qué hablamos en nombre de Dios!: Quizá de lo incoherente, insensato y decrépito de no ser capaces de remangarnos, para todos juntos, partícipes ó no del manido JMJ 2011, ofrecer soluciones materiales y tangibles a esos tres millones de personas en Somalia o diez millones en el Cuerno de África, con necesidades extremas de ayuda humanitaria. Eso sí que sería una lección de compromiso, una lección de religiosidad. Eso sí que sería una prueba de amor al prójimo, un auténtico mensaje de amor incondicional. Todo lo demás no vale… por mucho adorno que se utilice… por mucha defensa o intransigencia a la que sometamos a este TREMENDO CONTRASTE.

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