Elecciones en la Universidad (II): Los candidatos

Decía en mi escrito anterior que arrancaba un curso muy interesante (y sin duda lo será), pero el 2011/2012 nace marcado por la ausencia prematura de Carlos. Ducho en procesos electorales, sindicales en su caso, su nombre no figura ya en el censo de votantes pero queda registrado para siempre en la memoria de esta institución educativa, la Universidad de León, que, también y sobre todo, se debe al ser y hacer de quienes nos han precedido. ¡Va por ti, compañero! La normativa estatal reserva el cargo de Rector a los funcionarios del Cuerpo de Catedráticos de Universidad, y la propia añade el requisito de prestar servicios a tiempo completo en la Universidad de León. Aún es pronto para aventurar nombres (al menos públicamente) y hacer quinielas; no obstante, como hacen los aviones antes de aterrizar, podemos realizar maniobras de aproximación. Tomemos la lista de elegibles, escasa ya de por sí en universidades pequeñas, y, por razones obvias en unos casos y lógicas en otros, realicemos descartes hasta quedarnos con el puñado de interesados que en estos días se encuentran deshojando la margarita de sus candidaturas. Entre las primeras tenemos, por ejemplo, la edad: tanto por arriba, en el caso de aquello que se hallan próximos a la jubilación, como por abajo, entre quienes se han incorporado recientemente al cuerpo de catedráticos. Entre las segundas, resulta lógico pensar que la mayoría de los profesores encuentran su satisfacción y realización profesional en el ejercicio de la docencia y de la investigación que les compete; muchos de ellos concilian estas tareas con el desempeño temporal de puestos directivos en Departamentos y Centros universitarios, pero el cargo de Rector, máxima autoridad académica y administrativa de la Universidad, exige una dedicación tan intensa y exclusiva que implica, de hecho, el abandono de las tareas que les son propias. De ahí la falta generalizada de interés por el sillón rectoral. Tampoco la coyuntura actual, con la situación económica como problema de fondo, ayuda en este sentido. Del puñado de interesados saldrán esos pocos que se personarán ante el registro general para presentar sus candidaturas. El primero de ellos surgirá del bloque oficial, entendiendo por tal el equipo de gobierno y el sector que lo apoya. Siempre que el rector pueda presentarse a la reelección y no dé pistas de pasar el testigo a alguno de sus colaboradores, cabe suponer que será precisamente él el candidato oficial. El resto de interesados, por deferencia hacia el jefe de filas y también por sentido común ya que dividir del voto es lo mismo que servir en bandeja la victoria a los rivales, tendrán que esperar a mejor ocasión. En este momento nadie mejor que el rector para presentarse desde el sector oficial: juega en casa, tiene en sus manos los resortes del poder y sabe ya lo que es ganar (y también perder; y no cabe duda de que tomó buena nota de lo sucedido en aquella primera derrota, que aprendió bien la lección e hizo sus deberes haciéndose con el rectorado al segundo intento). Tenemos ya el primer candidato. De entrada se perfila como la opción más sólida y parte con todas las papeletas para ganar. El segundo hemos de buscarlo en los contrarios o rivales del equipo de gobierno (me resisto a llamarles “oposición” porque no constituyen un bloque organizado como tal aunque sí mantienen de forma manifiesta e identificable una confrontación permanente y desavenencias puntuales con el sector oficial). Aquí existen varias posibilidades y no tardaremos en conocer si alguno de los interesados es capaz de conseguir apoyos suficientes para liderar este grupo y lanzarse al ruedo. Por último, hemos de considerar la posibilidad de candidaturas alternativas a las dos vías anteriores. Resulta un tanto improbable y con pocas garantías de obtener resultados favorables, ya que la experiencia nos indica que la Universidad de León suele polarizarse en torno al sector oficial y sus contrarios, excluyendo terceras vías. Con todo ello, tenemos ante nosotros varios escenarios posibles. En (Continúa...)