Pero....¿cómo nos haces esto, Iñaki?

Pero…¿cómo nos haces esto, Iñaki? En representación de la clase media sufriente española tengo que darte un fenomenal tirón de orejas por todo lo que nos estás haciendo, Iñaki. Resulta, siendo tu el único que nos quedabas, tu como ejemplo de yerno modélico, deportista, bien parecido, familiar, paternal, buen esposo, cumplidor, formal, que tan bien posas en las fotos oficiales junto a los Reyes y los Príncipes, con tu encantadora tropa de hijos correteando alrededor, empeñados en salirse del marco… ahora resulta que estás enfangando en turbios asuntos relacionados con el vil metal. ¡Ah, vil meta! ¡ Maldito parné ! También a tí te gusta. A ti, que vives subvencionado o semi-subvencionado. A ti , que te casaste a pensión completa ( o si me apuras a media pensión ). ¿ Pero qué necesidad tenías de meterte en esos berenjenales ?. ¿ Es que te has olvidado de tu obligación de ser ejemplar en tanto que perteneciente a la Familia Real ?. Resulta que estamos aquí pasando las de Caín, con 5 millones de parados, los salarios congelados, las penurias a flor de piel y va el señorito, valiéndose de su condición de consorte de la infanta, y se atribuye para disponer desde la atalaya del Instituto Noos – con una fachada de labor humanitaria y social encomiable - plenos poderes para hacer y deshacer, desviar y ocultar, urdiendo ( Urdangarin el urdidor) filigranas, martingalas y tejemanejes y – mira tu por donde – hacer llegar a sus bolsillos cantidades inmorales y pecaminosas de dinero público. Por supuesto el asunto está sub iudice y, como es lógico, tienes el beneficio de la duda y la presunción de inocencia. Faltaría más. Pero…¿ y lo que nos llega al people?. ¿ Y lo que percibimos desde aquí abajotes los sufrientes españoles de barrio y portal ?. En un reciente comunicado tuyo empiezas diciendo “Lamento profundamente el grave…” ¡ Pero Iñaki !. ¿ Crees que después de este charco en el que te has metido nos importan tus lamentaciones ?.Si tanto lo lamentas, no haberte metido en el y si lo lamentas mucho, vete a Jerusalen y deja un papelito entre las piedras del Muro de las Lamentaciones. Pero encima no nos quieras vender la moto de que el chico bueno, deportista y ejemplar está muy dolido y arrepentido. ¡ Pero si vives a tutiplén, campeón !. ¡ Sin no te falta de nada !. ¡ Joé que avaricia !. Pero , mira, resulta que la avaricia rompe el saco… that`is the question. Verás, que seas como y quien eres y que hagas lo que hagas, aquí abajo no nos importa mucho, la verdad. Tenemos cosas mucho más apremiantes que atender. Pero, joé macho, lo que nos toca las narices es que te lo puedas estar llevando así, but the face… Compréndenos, estamos muy pero que muy quemados con esta situación límite y resulta especialmente lacerante que al niño bonito, desde allí arribotas, le lleguen pelotas de lo más apetecibles y meta goles de oro en su saco-portería. Ahora se entiende lo que un ex campeón como tú de balonmano puede hacer con sus destrezas… Venga, defiéndete, demuestra que todo son infundios. A lo mejor se trata de una confabulación de los anti-monárquicos y republicanos para desprestigiar a la Corona. Quizás hay oscuros intereses por debajo para menoscabar el prestigio de la institución, a través de ti. Tal vez solo seas una víctima de un tinglado que, de lejos, no tiene nada que ver contigo y se meten contra ti por el simple hecho de estar casado con la Infanta Cristina…. Demuéstralo todo, quédate limpio. Nosotros, la peña de por aquí, nunca vamos a saber si hay alguien moviendo hilos por detrás, todo lo que sabemos lo leemos en el Pronto, en los periódicos, en la tele… la clase media siempre estamos al margen de vuestras movidas y sólo nos llegan los “in puts” mas chocantes. Venga, tío, nos caes bien de verdad. Eras lo mas granado que teníamos y representabas un montón de valores de la nueva España que hemos proyectado al mundo… Iñaki, igual que te hemos visto sufrir en la cancha para ganar, saca ahora toda tu artillería y demuéstranos que eres un tío legal. Un chicarrón del norte, noblote y simpático y no uno más de los de a manos llenas. Cándido Álvarez Galván