LA MUJER DEL CÉSAR
La ciudad de León es una ciudad con tantos vínculos con el Imperio Romano que debería ser obligación para su Alcalde y Concejales conocer al dedillo los aforismos propios aquella época; por ejemplo, el que cuenta Plutarco que dijo Julio César a su propia esposa: “La mujer del César, además de ser honrada, debe parecerlo”. Sin embargo, no parece ser material intelectual de uso doméstico tal aforismo, porque son incontables las veces en que asistimos a la confluencia de intereses públicos y privados, sin que ningún dirigente se digne a dar una explicación mínimamente creíble, o adopte una decisión digna de grandes mandatarios, y el caso de la Concejala de Personal del Ayuntamiento, Doña Nuria Lesmes Flórez, es paradigmático. Asistimos con sorpresa a verla ejercer de ariete municipal para los despidos de empleados públicos, y de adalid de la defensa del Plan de Recortes del Ayuntamiento, en el que está prevista la privatización de la Residencia de Ancianos, o el cierre de Escuelas Infantiles, a la vez que concurre a nuestra actualidad la casual presentación de la empresa de su familia al concurso de adjudicación de la guardería del INTECO, hasta ahora gestionada por el Ayuntamiento. Empresa en la que la Sra. Lesmes tuvo cargo de apoderada hasta dos días antes de que el Partido Popular ganara las elecciones municipales de 2011, lo cual pudiera tentar a pensar de forma retorcida, pero dejémoslo en que sea una pura casualidad. La aplicación rigurosa del aforismo romano llevaría a la Concejala a quitar la mala idea al malpensado, pero no le quedaría más remedio que elegir entre uno de estos tres caminos: abstenerse de cualquier participación en los procesos de privatización y/o cierre de servicios municipales a los que pudiera optar la empresa de su familia; que dicha empresa se abstenga de participar en concursos públicos y continúe con paso firme por el sector privado; o que Doña Nuria dimita de su cargo, y dedique su valioso tiempo y esfuerzo a mejorar el patrimonio familiar, y crear empleo, que tanta falta hace. Cualquiera de estos tres caminos demostrarían al humilde empresariado de León que sus dirigentes además de ser honrados, lo parecen, y que pueden confiar plenamente en que si no tienen la suerte de ser adjudicatarios de algún servicio público, será consecuencia de que otras ofertas y proyectos eran mejores que el suyo. Estos gestos son los que ayudan a que las empresas mejoren su competitividad, o apuesten por León. Lo contrario contribuye a la desconfianza hacia nuestros dirigentes, la apatía en la actividad empresarial y a las ensoñaciones de personas malpensadas, que de todo hay en la viña del Señor.