Escuela de Música de León
Como se podrá deducir a lo largo de la lectura de esta carta, mi defensa de la Escuela Municipal de Música de León es evidente. No sólo porque yo sea uno de sus alumnos desde hace dos años, sino porque creo que la función que hace es importante. Reconozco que no es uno de los tan indispensables servicios básicos, pero bien sé que las personas somos más felices si dedicamos nuestro tiempo y esfuerzo a cultivar el talento, las emociones y las habilidades musicales, entre otras. Llevamos años difíciles con esta feroz crisis que nos está dejando el cuerpo para pocos bailes. Este año el ayuntamiento ha sacado la tijera, que no digo yo que no la tenga que sacar, y ha decidido acabar con puestos de trabajo que realizan una gran labor y son desempeñados con especial dedicación. Hombre, señor alcalde, ¿no cree que antes de recortar a esta escuela se puede recortar de otros sitios? Le hago unas sugerencias: algunas que otras dietas de esas que cobran algunos, un puesto político un solo sueldo, menos sueldos para algunos cargos, o que le parece directamente menos cargos, que total, para contratar a una empresa especializada para hacer el trabajo sucio, con pocos que manden y cobren (un solo sueldo) basta, ¿no cree? Los profesores de mi escuela de música han decidido no rendirse y presentan planes para mejorar la eficacia y eficiencia económica de la misma, hasta han hecho fondo común para anunciar los períodos de admisión y matrícula para nuevos alumnos, creen en su escuela y en el trabajo que hacen. No dude señor alcalde que este capital humano que usted tiene aquí es para que lo valore y use la tijera con suma precisión. Sí, son malos tiempos, pero creo yo que hay que dejar algo de lo bueno, sobre todo lo que funciona y es útil a la sociedad. En el momento en que estamos no sólo hay que atender prioritariamente nuestras necesidades básicas, también hay que seguir aliñando nuestra vida con dosis de música, de felicidad y cultura. ¿O para que estamos aquí? Antes de acabar un pequeño recuerdo para mi estimado D. Javier Reyero, confío en que una persona de su experiencia y trayectoria profesional esté a la altura que yo espero de usted en este tema, seguro que no nos va a defraudar.