Chúnta, chúnta, chúnta, catapún chispún
Hay varios tipos de contaminación, entre ellos se encuentra la contaminación acústica o auditiva que se define como: “el exceso de ruido que altera las condiciones normales del ambiente en una determinada zona y que puede causar graves daños en la calidad de vida de las personas”, a su vez, “ruido es todo sonido no deseado por el receptor”. Se define también en la legislación sobre la materia el nivel de confort acústico como: “el nivel de ruido a partir del cual el sonido provocado resulta pernicioso para la comunicación y la salud de las personas”. En la Constitución Española, el mandato constitucional de proteger la salud (artículo 43 de la CE) y el medio ambiente (artículo 45 de la CE) engloban en su alcance la protección contra la contaminación acústica. Se podrían enumerar en este párrafo un sinfín de Leyes, Decretos y reglamentos… destinados a la protección contra la contaminación acústica, destinados a proteger la salud y el medio ambiente. A pesar de todas las protecciones contra el ruido, parece que a la música, a pesar de que en determinadas ocasiones o ambientes puede ser un “sonido no deseado por el receptor” se le concede una cierta “patente de corso” para que se imponga dando por sentado que a todo el mundo le apetece escuchar música 24 horas al día durante los 365 días del año. No importa el tipo de música, cada persona tiene sus límites, preferencias y momentos en los que escucharla, lo que es insoportable, además de ilegal es que vayas donde vayas ya sea en en el autobús, en la peluquería, en la zapatería, en el supermercado, en la sastrería, en el gimnasio… Vayas donde vayas, en la mayoría de las veces tienes que soportar un “sonido no deseado...”. Siendo grave que te la calcen en cualquier esquina, siendo grave que te impongan un ruido, es mucho más grave cuando el ruido: “chúnta, chúnta, chúnta, catapún chispún” es el “Ruido”, lo tienes que soportar en todas partes. Seguro que en alguna ocasión en la que alguno de ustedes se encontraba disfrutando del murmullo del agua, del piar de los pájaros, de los sonidos del silencio, les ha tocado el “gordo” en forma de todo terreno con el loro a tope - pun, pun, pun catapún- y un sordo al volante o estában en la piscina oyendo los sonidos del silencio, leyendo o pensando y de pronto por los tubos de megafonía suena el mismo –pun, pun, pun catapún- para sordos o se va usted a comprar una camisa y en la tienda atacan de nuevo el – pun, pun, pun catapún- y que me dice de la cola del pescado o de la caja del super, otra vez - pun, pun, pun recatapún- ¬ Creo que esto no es casual, desde luego tiene pinta de conspiración para el descerebramiento masivo de la población, lo malo es que a la mayoría de las personas cuando nos arrancan las neuronas nos duele, nos quejamos y nos revelamos contra la dictadura musical en defensa de nuestra salud mental. ¡Contra el ruido: Abajo el chúnta, chúnta, chúnta...”!, Contra el ruido, silencio por favor.