Papa, tango viejo
NUEVO PAPA, TANGO VIEJO +++++++++++++++++++++++ El tango es arte; idas y venidas por espacios recónditos del sentimiento. Son abrazos de despedida a la orilla del muelle teniendo por testigo la mar. Tango son olores intensos, fragancias de recuerdos colgados de la distancia. Son recuerdos que se viven y se callan. Estoy seguro que este Papa, amante del tango viejo, tiene y tendrá muy presente el tango Cambalache. Y es que no puede ser. Sabe bien "Que el mundo fue y será una porquería, que vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo todos manoseados". Sabe bien que "Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro que voso o estafador..." Sabe bien, "Que todo es igual, ¡Que nada es mejor!. Lo mismo un burro que un gran profesor. No hay aplazaos ni escalafón, los ignorantes nos han igualao". Sabe bien, estoy seguro, "Que el que no vive en la impostura, y otro roba en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, Rey de Bastos, caradura o polizón". Estoy seguro que esto es lo que percibe también hoy el Papa Francisco cuando se coloca a la altura del pueblo. No sé si fue el tango el que inventó la crisis o hace ya demasiado tiempo que la crisis se apropió del tango para regalárselo a la plebe como una forma mas de indignación. Seguro que el nuevo Papa, como en Cambalache, "Ve llorar la Biblia junto a un calefón". Hoy ya se sabe, como en el tango, que si tienes un enchufe te colocan, si tienes "un ladrón", con mas razón; que, como dice el tango, "A nadie importa si naciste honrao". Si hay algo que hoy debería globalizarse es el tango, porque son abrazos que se bailan con el lenguaje universal del afecto y la cercanía. Da lo mismo hombre que mujer. Ayer vi dos hombre bailando tango y dos mujeres que los seguían. Bailaban y sentían tango porque el tango se vive y se siente para hacer de la vida poesía que se canta. Tango, pienso, es la distancia mas corta existente entre el odio y el perdón. Retomo la Biblia de la que allá por los años treinta nos hablaba Discépolo en su tango. Sí, la Biblia junto al calefón, tal vez hoy la tengamos demasiado cerca del inodoro y es verdad que por entonces se relacionaba demasiado con los servicios higiénicos, con las bacinillas, orinales y retretes a los que tan sólo los ricos tenían acceso. Para el resto de mortales, como hoy, no había papel seda, (papel biblia, que le llamaban) era papel de estraza de envolver las sardinas o papel viejo de periódico con noticias rancias el que estaba próximo al inodoro. Tal vez sea por esta razón por lo que el tango esté tan cerca de lo sagrado y de lo profano, que suelen constituir una línea demasiado delgada. Lo importante, pienso, es hallar lo "sagrado" en cada persona; en cada tango y por eso bailar tango es volver al mundo de las realidades. Marzo, 2013 Benjamín Charro Morán