La obsesión de un Alcalde

Desde luego, con lo que nos viene ahora este señor, me refiero al alcalde de Valladolid, hasta ahora y en las innumerables intromisiones en asuntos de competencia exclusiva de las autoridades y ciudadanos leoneses, nos hemos limitado a ser comprensivos con una persona de avanzada edad, ahora bien, está llegando muy lejos, pretender meterse en asuntos que ni incumben ni deben importar a las labores propias del consistorio que preside, como es la gestión de los aeropuertos, es de nota, alguien deberá pararle los pies, lo primero la familia, debería aconsejarle ponerse en manos de un profesional y evaluar su estado mental que parece comienza a deteriorarse seriamente y también, sus propios compañeros de gobierno del Consistorio no deberían mantenerse con la pasividad de costumbre con las actitudes de su jefe, no vale todo, este hombre, no es el clásico entrañable abuelito amante del protagonismo, de los chistes y chascarrillos a quien por ley natural todo se le perdona, los tenemos presentes en miles de hogares donde se les permite dan rienda suelta a sus delirios, este es un caso distinto, se trata de un señor en pleno ejercicio de un cargo público y que menos que exigir cordura en su comportamiento, alguien tendrá que tomar cartas en el asunto, es tan necesario como urgente