Médicos en paro: No nos quieren, no nos dejan ir

Según las estadísticas oficiales del Ministerio de Empleo, las cifras de paro médico en España en 2013 alcanzan niveles inéditos: en Mayo, el número de médicos en situación de desempleo era de 3.395; en Septiembre, la cifra bajó a 2.217. Los más “afortunados”, o bien se encuentran cubriendo bajas o sustituciones, o bien optan por repetir el MIR en otra especialidad. ¿Las causas? Recortes en el personal sanitario, jubilaciones masivas de profesionales cuyos puestos no se cubren, y absoluta falta de respeto a la profesión por parte de sus responsables. ¿Y las consecuencias? Aumento de las listas de espera, nula posibilidad de desarrollo profesional, peor calidad asistencial, etc. Con una formación que es la envidia en el mundo entero (formar a un médico cuesta entre 150.000 y 200.000 euros), que estos profesionales estén en el paro, o en precariedad laboral, es una salvajada. Muchos de ellos deciden emigrar a países de la Unión Europea, entre ellos a Francia, en donde les ofrecen contratos de trabajo más estables y remunerados. No olvidemos que, según la propia Unión Europea (UE), todo ciudadano de un país miembro de la UE tiene derecho a trabajar o buscar trabajo en cualquier otro país miembro. Sin embargo, nada se dice de la inadmisible cantidad de obstáculos burocráticos y administrativos con que un médico español, que quiere colegiarse y ejercer como tal en el país “vecino”, se encuentra por el camino. En Francia ni se reconoce ni se le da validez al título oficial expedido por el Ministerio de Sanidad español, ni ningún otro certificado o documento oficial de este Ministerio. Las autoridades francesas sólo reconocen el título oficial del Ministerio de Educación español. Y este Ministerio tarda al menos un año, desde la finalización del MIR, en expedir al interesado dicho título oficial, previa publicación de la correspondiente Orden Ministerial de concesión del título de especialista en Ciencias de la Salud, previo pago de la tasa correspondiente, etc. Por lo tanto yo me pregunto, si no pueden trabajar en España, y la burocracia les pone innumerables trabas para irse al extranjero, ante esta evidente desigualdad de derechos y oportunidades, ¿de qué nos sirve formar parte de la Unión Europea?