Adiós a Carlos Díez Nieto

Hola Carlos. El pasado 13 de enero emprendiste un viaje sin retorno para el cual no estábamos preparados y no pudimos despedirte. En momentos así, pienso en lo que te habría dicho la última vez que hablamos si hubiera sabido que de verdad iba a ser la última. No puedo olvidar todo lo que contigo hemos hecho, todo el tiempo que de forma desinteresada hemos dedicado para ayudar a quien lo necesitaba y todas las situaciones, buenas o malas, que hemos afrontado siempre con ilusión y generosidad. Valorabas nuestro esfuerzo en cada servicio que realizábamos porque sabías que dejábamos de lado muchas veces nuestras cosas y nuestra familia por hacer algo sin recibir nada a cambio, aunque en realidad estábamos recibiendo mucho, y solo quien lo ha vivido podrá entenderlo. Ahora nos cuesta asimilar que ya no vamos a recibir ninguna llamada tuya para pedir un poquito de nuestro tiempo, o para felicitarnos los cumpleaños que pocas veces se te pasaban. Ojalá hubiéramos recibido una llamada que hubiera evitado el inicio de ese viaje, pero ya no hay vuelta atrás. Estoy seguro de que ahora seguirás vigilándonos desde ahí arriba y cuidarás de nosotros como antes.