Diario de León
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Sanidad en España, esa gran estafa Mi nombre es José María Mora Bordel. En estas breves líneas quisiera contar la odisea vivida por mis padres en Castilla León. Ellos, aunque residen en Sevilla, veranean en la casa que poseen en el pueblo zamorano de Muelas de los Caballeros. Por desgracia, el pasado 5 de octubre mi padre, José Mª Mora Vaz sufrió una caída fracturándose la cabeza del fémur derecho; caída, por la que fue ingresado de urgencias el día 6 octubre en el complejo asistencial Virgen de la Concha, de la localidad de Zamora. En una primera valoración, se considera que la operación allí era totalmente viable a pesar de la patología del enfermo (trasplantado de hígado, con problemas de azúcar, coronarios y renales). Algo que nos llena de regocijo a los familiares desplazados desde Sevilla. Sin embargo, el día 9 comienza a torcerse todo: los nefrólogos del centro nos indican que dado que los riñones van a sufrir mucho, sería conveniente dializar durante la intervención. Debemos esperar en consecuencia hasta el 15 de Octubre, el supuesto día de la operación de cadera. Ya existe un deterioro en el cuerpo de un enfermo de alto riesgo y que apenas se alimenta ya que la dieta de protección renal facilitada en dicho hospital deja mucho que desear. Pero todo se asumía con resignación. A eso de las doce del medio día, llaman a mi madre al despacho de la anestesista la Doctora VDLF para comunicarle el riesgo vital que suponía esa intervención para un enfermo con la patología de mi padre. Se le ruega que se lo comunique al enfermo para que él decida. En su habitación se da el esperpento: la mencionada doctora le expone con crudeza al enfermo que si se opera se va a quedar en la mesa de operaciones y que si salía con vida no duraría más de cuarenta y ocho horas; sus únicas opciones son: o que el hueso haga callo (de la cama al sillón y del sillón a la cama) o sea internado en una residencia. A los cinco minutos se nos hace entrega de la carta de alta indicando en la misma que la familia decide su traslado a su domicilio en Zamora, hecho que en ningún momento se solicito por parte nuestra ya que deseábamos volver a Sevilla en busca de una segunda opinión. Al día siguiente se consigue que cambien dicho informe y se solicita el traslado al hospital Virgen del Rocío de Sevilla capital. Aún así, sigue apareciendo en el mismo una coletilla que ha dado muchos quebraderos de cabeza: «SE PRECISA UNA AMBULANCIA MEDICALIZADA». Gran incongruencia desde nuestro entender pues hasta ese momento no habían tenido en cuentan el corazón de un enfermo que en los días anteriores sufrió diversas anginas de pecho. Gran incongruencia cuando se le retiraron sin ningún miramiento los calmantes que se le suministraban por vena. Gran incongruencia cuando ante diversos problemas estomacales que presentó en esos días y requiriendo la atención de un médico de digestivo, nunca fue atendido por un médico especialista. Se empieza a gestionar el traslado entre ambos hospitales a través de sus departamentos de gestión al usuario. En un principio se cree que el traslado estará solucionado el día 17 de Octubre, y que el traslado será efectivo el domingo 19 sobre las doce de la mañana. Pero surgen problemas pues desde Sevilla el JEFE MÉDICO DE TRAUMATOLOGÍA no entiende que una operación de ese tipo, aunque sea de un enfermo de alto riesgo, no se realice en ZAMORA. Al día siguiente, nos trasladamos algunos familiares del paciente a Sevilla para exponer la trágica situación de éste. Es entonces cuando dicho jefe médico autoriza su traslado al Hospital Virgen del Rocío, más por humanidad que por convencimiento. Dicho traslado se haría efectivo, el día 22, pero ante nuestra sorpresa, desesperación e impotencia tampoco se realiza. Desde Zamora exigen una UVI móvil por si sufre una crisis coronaria. Hecho que queda solucionado el miércoles 23 en el servicio de prestaciones cuando la familia asume el riesgo de lo que le pueda pasar al paciente. Se envía una ambulancia convencional (con enfermero), la cual lo recoge y traslada a su hospital de referencia, llegando esa misma noche a Sevilla. Desde este momento, el trato al mismo cambia de una manera brutal, pues los profesionales de este centro se vuelcan desinteresadamente con el enfermo. El viernes 25, tras firmar su consentimiento, se le comunica que será operado el próximo lunes 27 a primera hora. Su pesadilla acaba finalmente el día 30 cuando recibe el alta hospitalaria. Mi reflexión es la siguiente: ¿cómo puede ser que un paciente de setenta y siete años de edad que ha estado cotizando a la SEGURIDAD SOCIAL ESPAÑOLA, se encuentre tan indefenso? ¿Por qué en un hospital no lo quieren operar y en otro sí? No nos merecemos esta sanidad de la cual está presumiendo siempre la clase política. Quizás este atropello haya sido fruto de los recortes, DE LA FALTA DE HUMANIDAD Y PROFESIONALIDAD DE UNAS PERSONAS QUE SABEN QUE NUESTRA SALUD DEPENDE DE ELLOS Y QUE HICIERON ESE JURAMENTO HIPOCRÁTICO: “Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad. La salud y la vida de mi enfermo será la primera de mis preocupaciones.[…]”, O quizás simplemente en Andalucía se tiene más conciencia cívica Y SOBRE TODO LO IMPORTANTE ES EL PACIENTE Y SU CURACIÓN. Lo desconozco. En cualquier caso, gracias a todo el personal del hospital VIRGEN DEL ROCIO por habernos ayudado tanto.

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