Diario de León

ZAMORA Y CÓRDOBA LEONESAS ( a 29 de junio) [1]

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Zamora y Córdoba Leonesas (a 29 de junio) Por Francisco Iglesias Carreño (Del Instituto de Estudios Zamoranos Florián D'Ocampo) A veces el entorno próximo nos depara situaciones/escenas/marcos que nos sorprenden/atraen/impregnan y que tratamos de encasillar/adecuar/formalizar para hacerlo de uso común/social/global sin darnos cuenta/explicación/razón suficiente de su proyección/trascendencia/importancia y con ello, ¡y por ello!, rebajarlo de su singular importancia. Hemos dicho, en tiempo ya pasado, que: "Un día de finales del mes de junio, del verano del año 1236, la ciudad de Córdoba cedió ante el cerco de los ejércitos leoneses que la rodeaban", y al decirlo expresamos la importancia de la CORONA LEONESA y, claro está, la de urbe de CORDOBA (en el dominio agareno). También señalábamos que: "La población de Córdoba no era, en la Edad Media, una ciudad cualesquiera, uno más al uso como otras de la época, era , sin lugar a dudas, con su ubicación en el Sur de la península Ibérica, la ciudad, ¡la ciudad mayestática por excelencia!. Citada siempre en todas las narraciones medievales tanto en Hispania como en el resto del mundo conocido, tanto por los que la poseían, cual tesoro cumbre, como por los que aspiraban, en un gran anhelo, a tenerla para sí". Córdoba era en el Siglo XIII un extraordinario foco difusor y un potentísimo imán atrayente en Europa, África y Asia. Nadie ni nada quedaba indiferente ante tal población. Hemos apostillado que: "Debió ser un gran día, ¡un magnifico día!, aquel en el que Córdoba, la árabe y mahometana ciudad, el faro urbano del islán, la capital insignia y cimera que fue del Califato de los Omeyas, se rendía a las tropas que comandaba un leonés como el Rey Fernando". No resaltar Córdoba es ignorar, cuando no anular, la presencia árabe, con sus luces y sus sombras, en la Europa de la Hispánica Península Ibérica, quienes la ocultan, por las razones que fueren, también, ¡y no es casualidad!, nos ocultan a nosotros: a los leoneses. De lo nuestro ya hemos descrito que: "Fue precisamente el "zamorano", por ende leonés, Fernando (natural de Valparaíso, en Bello Fonte- Peleas de Arriba-Zamora-Corona Leonesa), III en la Casa Real Leonesa (de la cual deriva la actual Casa Real Española), aquel que dio (en el año 1230) a la ciudad de Toro su lema ("Civitas Taurensis superior est in Regno legionis"-la primera ciudad en el Reino de León-) quien consiguió incorporar, a sus ya amplios y extensos dominios, tanto en la Corona Leonesa como en otras Coronas, ese Sur que componían los Reinos de Jaén, de Sevilla y de Córdoba, siendo la capital de este ultimo Reino, por su alta, significativa, trascendente y preponderante importancia, de las más preciadas por aquellos que descendían de los osados/atrevidos/intrépidos invasores Tarik y Muza que causaron el quebranto de la Corona Visigoda en Guadalete y Sorihuela". Si es este Fernando, el mismo que remacha los ESTUDII SALMANTINE {otorgados por su padre Alfonso IX, y a cuyo VIII centenario instamos en su momento, de forma pionera, al Rectorado de la USAL }, el que logra tal y tan descomunal éxito en la Reconquista y al que se minusvaloriza en tal acontecer, al que se ningunea en su procedencia y a que, de su propia raíz, se le esconde. Al describir las acciones en la toma de Córdoba, hemos relatado lo siguiente: "Tardó Fernando III, desde la ciudad leonesa de Benavente (donde estaba y fue avisado/informado/requerido de la situación de los escarceos previos a la toma de la ciudad) hasta la capital de Córdoba, doce días en llegar, en jornadas a caballo, que se narran como épicas, y se describen de tan extraordinario esfuerzo que dejaron las cabalgaduras exhaustas. Y lo hizo con tropas mayoritarias de la Corona Leonesa [ de Galicia, Reino Leonés (Salamanca, Zamora,Toro,..), Extremadura,...]. Una vez allí, asusto a los defensores de la ciudad con la estratagema de los abundantes fuegos de campamento, que trataban de aparentar un nutrido/fornido/descomunal ejército, que acoquino a quienes intentaban ayudar a la ciudad de Córdoba". Además de señalar la celeridad de Fernando en su incorporación al cerco de Córdoba, también anotamos una descripción sobre la inteligencia de las estrategias bélicas de los ejércitos leoneses. Aquello de pensar (que sigue siendo gratis) ya lo ejercían las gentes leonesas, ¡de nuestra tierra!, en tiempos pasados.

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