De la terquedad a la misericordia.
Metidos ya de lleno en el Año de la Misericordia, desde el 8 de diciembre, hemos de pedir a Jesús que nos ayude a entender: • Cómo es su corazón. • Lo que significa ser misericordioso. • Y lo qué quiere decir cuando nos dice: o ¡Misericordia quiero, y no sacrificio! La idea que subrayó el Papa Francisco en la misa que celebró en la capilla de la Casa Santa Marta el 6 de octubre fue: • “Cuidémonos de tener un corazón duro” Quiero, de la mano de zenit.org, recordar la homilía del Santo Padre, en este día, pues en ella profundizo, detenidamente y acertadamente, en la idea de la misericordia. • El Santo Papa empezó pidiendo a los presentes a no resistirse a la misericordia del Señor, pues podemos pensar que son más importantes nuestras propias ideas, nuestros actos o una lista de mandamientos que deben ser observados. El Pontífice desarrolló su homilía, de ese 6 de octubre, a partir de la lectura tomada del Libro de Jonás. En ella el profeta Jonás se resiste a la voluntad de Dios, pero al final aprende que debe obedecer al Señor y gracias a ello la gran ciudad de Nínive se convierte gracias a su predicación. Y nos dice el Papa Francisco: • “Realmente hace un milagro, porque en este caso él ha dejado de lado su terquedad y ha obedecido a la voluntad de Dios, y ha hecho lo que el Señor le había mandado”. • Nínive, por lo tanto, se convierte. • Pero ante esta conversión, Jonás, que es el hombre que no es dócil al Espíritu de Dios, se enfada: o “Jonás sintió una gran tristeza y se desdeñó”. o E, incluso, “reprende al Señor”. La historia de Jonás y Nínive, insiste Francisco, se desarrolla en tres capítulos: • El primero: La resistencia a la misión del Señor. • El segundo: La obediencia y la sorprendente conversión de Nínive. • Y en el tercer capítulo: La clamorosa resistencia a la misericordia de Dios. Y este drama, recordó Francisco, también Jesús lo ha vivido con los doctores de la Ley, que no entendían: • Por qué Él no dejó que lapidaran a aquella mujer adúltera. • Que Él fuese a cenar con los publicanos y pecadores. No entendían la misericordia: • “Tú eres misericordioso y clemente”. El Salmo que hoy hemos rezado, prosiguió el Santo Padre, nos sugiere: • “Esperar en el Señor, porque en el Señor hay misericordia, y en Él abunda la redención”. “Donde está el Señor, insiste el Pontífice, hay misericordia. Y san Ambrosio añade: • “Y donde hay rigidez están sus ministros”. Allí está la terquedad que desafía a la misión, que desafía a la misericordia. Y para terminar esta frase alentadora y estimulante: • “Solo se comprende la misericordia de Dios cuando se ha vertido sobre nosotros, sobre nuestros pecados, sobre nuestras miserias…”. Yo termino aquí, pero la reflexión personal de cada uno ha de seguir, pues Dios es y será siempre: • “El manantial inagotable y puro del amor verdadero”