Nada va a cambiar
La muerte del pequeño Daniel no va a cambiar nada. No va a cambiar la costumbre ibérica de someter al débil y mirar hacia otro lado. No va a cambiar la costumbre salvaje de orillar al espíritu culto y sensible. No va a cambiar la costumbre de conseguir las cosas por la fuerza bruta. España es macarra y mafiosa, pasto de clanes y tribus, país de naciones y colegas. Del crimen rural y el vicio urbano. Nada va a cambiar jamás. España es un país con retraso permanente. Sin educación. Con valores pervertidos por la codicia y la corrupción. Aquí las cosas se arreglan a garrotazos y se hace lo que digan los jefes para que te vaya bien. Nadie debe significarse. Nadie tiene derecho a ser especial. De niño no puedes presumir de cosas como que te gusten los libros o bailar. No puedes emocionarte y mostrar abiertamente inclinaciones y sentimientos. No puedes abrazar o acariciar. No puedes utilizar otras palabras mejores y más hermosas. No puedes consolar o tener compasión. No puedes resultar torpe y tener miedo. No puedes ser inseguro. No puedes equivocarte constantemente. De niño no puedes llorar. No puedes temblar. No puedes besar. De niño, si hicieras todo eso, se reirían de ti, el colegio se derrumbaría sobre tu corazón a la intemperie y eso sería el gran terremoto de tu vida dejando heridas abiertas y cicatrices para siempre. De niño es una heroicidad vivir en España después de la burla, del desprecio y del abuso. Y nada va a cambiar. Porque los valores de curas y monjas ya no acogen. Porque los valores de maestros y profesores ya no acompañan. Porque los valores de los compañeros ya no defienden. Porque ya nadie puede enseñar lo que no sabe. Nada va a cambiar con este cruel arañazo en la desvergonzada cara de un país corrompido por el mismo dinero que cobrarán tus padres, Daniel, por tu trágico adiós.