Agradecimiento al equipo de paliativos
El 28 de junio se apagaba la luz de Raquel, mi madre, un ser extraordinario que dejó su huella en familia y amigos y al que no seremos capaces de olvidar. En este duro trance, mi familia y yo queremos mostrar nuestro agradecimiento al equipo de paliativos que nos acompañó, aún siendo durante un breve lapso de tiempo. Su apoyo fue un atisbo de humanidad tras el infructuoso periodo de peregrinaje por diferentes médicos que ignoraban su dolor y se limitaban a recetar analgésicos sin tan siquiera examinarla, hasta que un tres de mayo fatídico dio con un diagnóstico que cayó como una losa sobre ella y su familia. El doctor Ignacio y las enfermeras Vanesa y Sofía fueron más allá de la profesionalidad, mostrandonos un cariño más propio de personas cercanas que de trabajadores ejerciendo su labor. El respeto, la prudencia, el calor que sentimos por parte de este equipo fue muy reconfortante aún sabiendo que el final estaba cerca. En la tan maltratada seguridad social, por protocolo, mi madre, portadora de un informe que la derivaba automáticamente a San Isidro en caso de ingreso, estuvo cuatro horas agónicas en urgencias del hospital universitario esperando por la autorización, ojalá revisen este paso y ninguna persona tenga que ver a un ser querido cuya vida se desvanece sufriendo mientras espera por una firma. También queremos mencionar al equipo del monte San Isidro, donde doctores, enfermeros y auxiliares, hicieron lo que pudieron con una profesionalidad impecable, para que el trance fuera lo más llevadero posible. Esperemos que avance la ciencia y se potencie la investigación desde los gobiernos, que nadie tenga que morir por un cáncer, pero mientras así sea, muchas gracias a todas esas personas que hacen ese camino un poco más llevadero dentro del inmenso dolor.