Mal humor al volante
Hace un par de días, volvía a casa a través de una importante arteria de León. Cuando el semáforo se puso verde, el vehículo de autoescuela que circulaba a mi derecha cometió el terrible delito de tardar tres segundos en arrancar. La bronca que recibió del coche que tenía detrás fue tan atronadora como injustificada y sorprendente. Es realmente curioso el poder que tiene el volante para potenciar la agresividad y la poca paciencia.