Joan Planellas... Arzobispo de Tarragona... la política en la Iglesia
Vamos comprobando que la realidad religiosa es un ente perfectamente organizado en el que el legado del evangelio se ha convertido en herramienta para desarrollar la sumisión del pueblo llano... Ciertos sectores de la misma se transforman en “pseudos partidos políticos”, aprovechando el conglomerado multidisciplinar de la Conferencia Episcopal Española. La Palabra... el Mensaje... La Fe... convertidos en el “pan mudo” de una gran mayoría social, han permitido que las iglesias, lugares de oración, se vayan convirtiendo en púlpitos ideológicos enfrentados con el Poder legítimamente establecido. Desde Roma es nombrado Arzobispo de una diócesis ubicada en el cogollo de Cataluña a una persona de todos conocida por su tendenciosa inclinación hacia una parte de sus “ovejas”, nacionalistas, separatistas... Las palabras de Joan Planellas al señor Boadella: “Si no os gusta este pueblo (Jafre), hay otros”, son para preguntarse: ¿Dónde deben ir todos aquellos que políticamente no piensan como usted? ¿Cómo les llamaríamos? ¿Emigrantes forzosos por la intransigencia del Católico, Apostólico y Romano, Arzobispo de Tarragona, Mon... Señor Joan Planellas? Parece ser que, ahora, los altares, lugares bendecidos para la FE y el Testimonio de Cristo, algunos pueden convertirlos en asambleas políticas en las que la Palabra ya no es de Dios sino de ideólogos políticos... Ahora, eso sí, PEDIR... PEDIR... con cariño y caridad y en ESPAÑOL ¡Qué lo entienda todo el mundo!. Hace unos días, en la Abadía Cisterciense de Dueñas (Palencia), pude ver el ideal cristiano resumido en un pensamiento: “SOLO DIOS BASTA”... Señor Arzobispo de Tarragona, ese pensamiento, como teólogo prominente, por el que usted y muchos otros se pusieron el hábito sagrado del sacerdocio ¿qué significa en Cataluña?... ¿Allí tenemos que salir de su Iglesia porque en ella la fórmula vital es “Dios más política secesionista”... Si es así, por favor, dígame dónde debo ir a borrar mi nombre... Quizás pueda ir a Dueñas y en silencio pedir perdón por tantos nombramientos ciegos. “Mi casa es casa de oración y vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones” (Lc. 19 v.45).