La encuestocracia
Con vistas a lo ocurrido en las pasadas elecciones, muchos nos preguntamos sobre la influencia social que tienen las encuestas sociológicas en la toma de decisiones de la ciudadanía, no solo en el ámbito político, sino también en los hábitos de consumo, de la educación e incluso en el ámbito de los valores sociales. En este sentido, la primera reflexión que me genera es sí el resultado de las encuestas es la materialización de la voluntad de los ciudadanos encuestados o sí, como en muchos casos, los resultados vienen contaminados con intereses ya sean políticos, económicos – empresariales, etc. En este contexto, es necesario indicar que las encuestas pueden anticipar comportamientos futuros de la sociedad o también moldear los comportamientos sociales creando un determinado mensaje o tendencia social. Por lo tanto, las encuestas, en algunos casos, pueden ser consideradas como instrumentos distorsionadores de la realidad social en búsqueda de la creación de tendencias sociales concretas para momentos relevantes. Sin embargo, he de subrayar que la propia Administración General del Estado legitima la práctica de estos instrumentos disponiendo de un organismo autónomo dependiente del Ministerio de la Presidencia llamando Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Entidad competente para la realización de encuestas para el estudio sociológico de la población española. Es, por tanto, la misma Administración General del Estado la que, en algunos casos, también utiliza las encuestas para intereses particulares, quedando a un lado el interés general. Así, he de indicar también que el éxito de estos “instrumentos distorsionadores” no tendría lugar sin la cooperación necesaria de los medios de comunicación sociales como portavoces y electores del mensaje a transmitir en forma de resultado. Por lo tanto, con esta reflexión no pretendo poner en jaque la puesta en práctica de encuestas sociológicas, pero sí pretendo reflexionar sobre la necesidad e idoneidad de crear herramientas normativas preventivas a fin de evitar el abuso interesado de las encuestas y así, vivir en una sociedad más libre y tolerante en la toma de decisiones individuales. José Antonio Amilivia