cartas al director
Tomás Alija Carbajo. (Villafranca del Bierzo)
E n los últimos días hemos tenido conocimiento de que el párroco Don Tomás, se ha visto obligado a dejar Villafranca por motivos de salud.
Ha sido uno de los vecinos más implicados en la villa, lo sé bien, porque compartí con él varios años de residencia en Villafranca. Llegamos a ser hasta cuatro familias de la villa de Benavides.
D. Tomás era el tercero de una familia de 11 hermanos, querido y apreciado en su pueblo, Benavides, donde pasaba las vacaciones y acudía en varias ocasiones.
Desde su llegada hace casi cincuenta años, demostró un compromiso inquebrantable con su vocación. Además de atender la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción (S. I. Colegiata), ha prestado sus servicios por muchos pueblos, regentado las «casas de Cáritas» y la residencia de ancianos San Lázaro; así como muchas otras tareas que, acorde a su personalidad tranquila y sencilla, quedarán en el recuerdo de los que recibieron su ayuda.
Por todos esos méritos, el M. I. Ayuntamiento de Villafranca del Bierzo le concedió en el año 2000 el título de Hijo Adoptivo de la Villa y, en el año 2012, la Medalla de Oro de la Villa, siendo esta la más alta distinción que puede otorgarse conforme al Reglamento de Honores y Distinciones.
Durante los últimos años, su empeño se centró en la restauración de la Colegiata y en la lucha por conseguir para Villafranca la celebración de Las Edades del Hombre.
Lamentablemente, ya no estará en la villa del Burbia cuando se celebren, pero será muy recordado. Ciertamente, a todos nos hubiera gustado que su despedida fuera otra, más alegre y que nos permitiera demostrarle públicamente nuestro afecto una vez más. Pero ya se sabe que en la vida las cosas no siempre son como uno quiere.
Vaya desde aquí nuestro público reconocimiento, cariño y gratitud. Le mandamos nuestros mejores deseos y el más cálido de los abrazos confiando su salud al Santísimo Cristo de la Esperanza, al que tantas veces honró como guía de la parroquia.