cartas al director
De la patología ideológica a la ausencia de ideologías
L a política en España fluctúa entre la ausencia de ideología en la derecha y la enfermiza y hasta falsa idolatría a la ideología de la izquierda y así, tan difícil es gobernar con una mínima eficacia como hacer oposición con garantías de éxito. Siempre se ha dicho que es muy distinto hablar, opinar y perorar en mítines o desde la tribuna de un determinado partido político, que hacerlo desde la poltrona de un cargo oficial —y con supuestas y más o menos asumidas responsabilidades de gobierno— o en el ejercicio consecuente de la oposición. El Gobierno de Sánchez, en su inmensa mayoría, es un gallinero de ideologías tácitas en unos y explícitas en otros. Desde el radicalismo comunista hasta una pretendida socialdemocracia, pasando por el socialismo marxista o el comunismo de boutique, hay de todo y, como los componentes de ese galimatías siempre están en campaña y demostrando su valía para sus respectivas clientelas, todo se les vuelve hacer declaraciones más o menos asentadas en la ideología y como esa situación es continua y parece no tener fin, la gestión de gobierno se convierte inexorablemente en una especie de enfermedad ideológica en la que nada tiene sentido, incluida la propia ideología.