Diario de León

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Luis Alberto Rodríguez Arroyo titula su carta ‘Puigdemont vs Pedro Sánchez’: «Toda la pedagogía política desarrollada por el PSOE en general y el Gobierno en particular, ha sido resumida por Carles Puigdemont en una frase: ‘Hemos sentado al Gobierno de España en Suiza’. Pronto empieza el candidato a la Generalitat a generarle insomnio a Pedro Sánchez. Y es que tras no dormir con Pablo Iglesias, va camino de mantener sus noches en vela con su necesidad convertida en virtud. A nadie se le escapa que el presidente socialista es listo y posee el manual de resistencia publicado memorizado. Pero tampoco a nadie se le debiera escapar que la rabia contenida por el fugado durante años y su ilimitada querencia por la confrontación y la declaración de independencia, va a dejar la convivencia augurada por Bolaños en agua de borrajas. El fango político al que diariamente asistimos va a dejar paso a una confrontación Cataluña-Estado en la que Carles y Pedro se amenazarán mutuamente con dejarse caer. Pero las prebendas regaladas al político catalán son de tal calibre, que es muy posible que Pedro Sánchez se vea sometido a un chantaje reiterado, por el que el primero no hará más que engordar sus deseos secesionistas al tiempo que deshace todos y cada uno de los eslóganes fabricados por La Moncloa en aras de la manida convivencia. Es lo que tiene gobernar con minoría absoluta».

Josefa Romo Garlito escribe de ‘Nuestra Semana Santa 2024’: «La Semana Santa en España, ni pasa ni puede pasar desapercibida. Este año, sus días centrales, pasados por agua, para disgusto de cofrades y turistas. Su carácter, eminentemente religioso, se ve resaltado por su gran belleza artística, sin olvidar sus hondas raíces culturales e históricas. Los días de Semana Santa son de gran evocación y devoción para los cristianos: recordamos la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, cuyo motivo único fue su amor desbordante por el hombre y el Padre de los Cielos. Sólo su mente divina —Jesús era hombre pero también Dios— podía comprender, en lo profundo, la intrínseca maldad del pecado, que ofende a Dios, de Majestad y Santidad infinitas y nos hace merecer una desdicha eterna.

Bendita la Semana Santa en España, que nos lleva a presenciar, como si en Jerusalén nos halláramos en el año 33 de la historia, los sufrimientos que padeció Cristo para redimirnos del pecado, librarnos del infierno eterno y procurarnos la Felicidad indescriptible a su lado en el Cielo por toda la eternidad. Nuestras imágenes de la Pasión nos permiten revivir, en nuestras calles, aquellas escenas como si de un Viacrucis actual se tratara, y poder acompañar a María Santísima en su dolor por la Calle de la Amargura y, junto a su Divino Hijo, al pie de la Cruz. Que alguien haya calificado de teatralidad nuestra Semana Santa, creo que se debe a su ignorancia sobre los sentimientos de millones de españoles».

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