cartas al director
El derecho de familia compete a los estados
La mayor parte de los países desarrollados deberían plantearse esas reformas, la disminución de los nacimientos y el envejecimiento de la población, en dos campos decisivos nada fáciles: la vivienda y la armonización de trabajo y maternidad. El problema del alojamiento es común, pero los aspectos laborales gravitan mucho más sobre las madres, tantas veces discriminadas injustamente, incluso desde los procesos de selección de personal en las empresas. La socióloga Dominique Méda se refería recientemente a la razón de que haya ido avanzando la edad en que una mayoría de mujeres europeas tienen a sus hijos: son madres cuando el nacimiento no amenaza el acceso o el mantenimiento del empleo. Considera que la política más favorable al deseo de las parejas de tener hijos es la que apoya la igualdad de oportunidades en la vida profesional de ambos consortes, y la que permite mejorar la conciliación de vida familiar y laboral, para las madres y para los padres.
En rigor, dentro de la Unión Europea el derecho de familia compete a los estados, aunque la Eurocámara tiende a entrar en todo tipo de problemas, en la línea de la reciente recomendación de un reconocimiento común de la filiación en los Estados miembros (implicaría aceptar la maternidad subrogada, frente al amplio movimiento a favor de un convenio internacional que la prohíba). Pero, ante las elecciones de junio, sería deseable que los partidos aclarasen su postura sobre la natalidad.