cartas al director
Los «archivos de Aerle» son públicos
En respuesta a la carta publicada por este periódico en esta misma sección, bajo el título de Los «desaparecidos» archivos de Aerle , firmada por Camino Alonso Díez, esta asociación aclara lo siguiente: la Asociación de Estudios sobre la Represión en León (Aerle), en el ejercicio de sus funciones, ha desarrollado una ingente labor de digitalización de documentos que afectan a la provincia de León en varios archivos oficiales diferentes. Fruto de ese trabajo y forma preceptiva, una copia digitalizada de toda esa documentación ha quedado depositada en cada uno de los archivos de origen, con el fin de facilitar su acceso para historiadores, investigadores y estudiosos en general. Las fórmulas de acceso a los mismos, son aquellas que cada archivo tenga establecidas para ello.
Además, y ante la falta de recursos propios, Aerle facilitó otra copia de esa documentación a la Fundación Fermín Carnero, vinculada a la UGT y radicada en Valderas, cuyos fondos, tras su disolución, se prevé que podrían trasladarse a la Fundación Francisco Largo Caballero en Madrid, vinculada también al referido sindicato. Al igual que en el caso de los archivos oficiales, el acceso a esa documentación se rige por el mismo procedimiento general que tenga establecido la fundación en cuestión.
El principal objetivo de Aerle es preservar la memoria de quienes pagaron las consecuencias de defender el Gobierno de la II República legal y democráticamente establecido tras el golpe de estado de 1936, que derivó en la guerra civil y en la dictadura franquista. Dar difusión a los expedientes digitalizados que documentan esa represión forma parte de ese cometido. Los «archivos» no son de Aerle, son públicos y su acceso se rige por las vías reglamentarias establecidas para ello.
La labor desempeñada por la Asociación de Estudios sobre la Represión en León se basa en el trabajo voluntario y desinteresado de sus integrantes, en su inmensa mayoría familiares directos de los represaliados. Es por ello que la diligencia en la respuesta a las peticiones de todo tipo que se nos cursan no es siempre la deseada, motivo por el que, en cualquier caso, pedimos disculpas a quienes se hayan podido ver afectados por esa circunstancia.
Valor de cada persona
C omo bien afirmaba Emmanuel Kant se tiene derecho sobre las cosas y no sobre las personas, algo válido en toda ocasión: ninguna persona debe ser tratada como un medio porque cada ser humano es fin en sí mismo. La esclavitud atenta contra la dignidad de las personas y el aborto atenta contra la vida del concebido. En España, escribía hace unos días Federico Montalvo, del Comité de Bioética, «Nadie puede dudar de que la decisión de la gestante trasciende a su ámbito de interés personal», y que la sentencia del Tribunal Constitucional 78/2023 niega el derecho fundamental al aborto, porque el Estado tiene el deber de proteger la vida prenatal como bien constitucional.
No se trata, por tanto, de una cuestión religiosa sino de antropología humana, de los conocimientos de embriología humana, y del reconocimiento filosófico de la dignidad de la persona humana. Aunque es cierto que la visión cristiana del hombre aporta la seguridad de la fe en el proyecto de Dios para cada persona que es llamada a la existencia.