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c Domingo Martínez Madrid titula su carta ‘Arte y porno’: «Es cierto que hoy se llama arte a cualquier cosa. La pérdida de sensibilidad, los dictados ideológicos y la mercadotecnia han disuelto el concepto. Un tipo hace una estupidez en la calle y lo llaman performance; los intelectuales de turno establecen no sé qué cánones en determinados círculos y se obedecen al dictado; alguien garabatea en un lienzo, reproduce la composición en distintos formatos y la vende al por mayor. No obstante, uno ve estas actuaciones, acude a dichas exposiciones o adquiere una pieza prefabricada y no sabe qué pensar, qué sentir… acaba fingiendo. Estos límites difusos de lo que es el arte aturden, confunden y nos hacen manipulables.

El desnudo artístico no tiene nada que ver con las imágenes que se mueven en las redes sociales, tanto por su representación como, sobre todo, por su finalidad. Genuinamente, el desnudo en el arte ha nacido de la percepción del cuerpo como fuente de belleza (se suele decir elemento estético, pero resulta impreciso y cosificante; si apela a la belleza es a la del ser humano completo) y su plasmación clásica ha transmitido armonía y equilibrio. Para tal fin, el modelo ha posado con pudor (hay una línea fina entre posar y exhibir, pero la hay) y el artista lo ha retratado desde la misma actitud.

Sin embargo, el desnudo pornográfico no refleja a la persona íntegra, sino sesgada, y apela a una sexualidad aislada, compulsiva, falsa».

c Luis Alberto Rodríguez Arroyo escribe sobre ‘Defender un puesto o la democracia’: «La diferencia entre una democracia madura y la que no lo es, debe ser que la primera defiende los principios demócratas por encima de los objetivos personales. Así lo ha hecho saber Joe Biden tras aceptar no presentarse a las elecciones en Estados Unidos: ‘La defensa de la democracia es más importante que la ambición personal’.

Nuestra democracia está a años luz de aquélla, a pesar de que disfrazándose de progresistas nos han hecho creer que todo cuanto hacen nuestros políticos es en aras de la políticamente manoseada democracia. Así nos han vendido la ley de amnistía en pro de la convivencia, que lejos de llegar Puigdemont va a dinamitar de ‘hostia en hostia’.

Y así nos pretenden hacer creer que la economía —que va ‘como un cohete’— no es fruto de un ciclo de bonanza económica, sino del buen hacer de los muy atareados en mantener a Pedro Sánchez en La Moncloa. La política en nuestro país no tiene tiempo para defender la democracia.

Los continuos órdagos a los que someten los independentistas al Gobierno, y el sudoku killer en el que se convierte cada votación al objeto de conformar exiguas mayorías se lo impiden. Nos conformamos con defender un puesto en La Moncloa. La democracia nos da sencilla y exactamente igual».

c Juan García analiza ‘Al servicio de intereses de partido’: «La decisión del Gobierno de sumarse a la causa contra el Estado de Israel por genocidio en el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya agudiza la pérdida de prestigio de la diplomacia española, sometida en este momento a los intereses electorales de Pedro Sánchez más que a una contribución decisiva al establecimiento de la paz y al progreso en la concordia de las naciones.

Es una política que va sumando conflicto tras conflicto, como se recordará con el caso de Argentina o con la extraña alianza con Marruecos.

Si la política exterior ha tenido una característica a lo largo de la democracia ha sido la de que era una política de Estado, fruto del consenso entre las fuerzas mayoritarias.

Ahora, la política exterior española está entregada a un fácil electoralismo tal como quedó claro en la presentación de esta medida por parte del ministro de Asuntos Exteriores, en las vísperas de unas elecciones europeas que pareció ser elecciones sobre todo menos sobre Europa».

¿Cree que las medidas del nuevo plan contra el ruido en León son suficientes frente a la contaminación acústica?

SÍ 8%

NO 92%

Prevé que el Gobierno de Sánchez logrará activar los privilegios que pacta con ERC para hacer presidente catalán a Illa?