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c José Morales Martín escribe que ‘Venezuela sigue en vilo’: «El último domingo de julio sucedió lo que estaba previsto. La oposición venezolana ganó las elecciones y el oficialismo se adjudicó una victoria indebida. La organización ciudadana funcionó bien, y la oposición recogió las actas electorales y fiscalizó los recuentos. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral proclamó vencedor a Maduro por el 51% de los votos sin mostrar las actas ni los recuentos. La UE, Estados Unidos y varios mandatarios latinoamericanos han pedido a Maduro que muestre los datos, pero la dictadura se resiste.

Lo sucedido fue lo anunciado. Durante meses, Maduro y los suyos han perseguido a la oposición para evitar que las elecciones fueran libres. Y, en todo este tiempo, la oposición se ha comportado de manera ejemplar. Lo viene haciendo del mismo modo desde la noche del 28 de julio. Las cámaras del mundo enfocan a los venezolanos, pero a Maduro no le importa.

Ha sacado al Ejército y a los paramilitares a la calle y no le duelen prendas porque está dispuesto a extender la violencia y cobrarse tantas vidas como sea preciso. Mientras tanto, los amigos de Maduro se felicitan. Los intereses económicos de China y Rusia han hecho de Maduro un socio preferente. Lo de Lula no es de fácil explicación y, mucho menos, lo es lo de Zapatero o lo del Gobierno de Sánchez. Mientras tanto, los venezolanos resisten, la oposición se mantiene unida y el mundo libre sabe que solo la resistencia del pueblo venezolano puede operar un milagro».

c Justo Roldán Vidal escribe de ‘¡Entre llamar a España país, y a la selección La Roja!’: «¡Oye: no falla!; la historia es pertinaz. Nos enseña, que cuando las cosas no se denominan por su nombre real, pierden su significado. O sea: se alteran. Y es verdad: como expresión de progresismo, ante los de ‘la derechona’ (al final, no somos ni éramos solamente intransigentes o de extrema derecha, ¡no!: somos fachas), a la nación española, dejó de llamársela por su nombre, y pasó a denominarla con la expresión guay de país. Y con eso ya, se les llenó la boca a algunos, de modernos, izquierdistas, demócratas, progresistas, y antifascistas. Eso sí: menos tolerantes. ¡Ay ya no! ; tolerar; toleran a quienes piensan como ellos, y discrepan un poquito. A los demás que cuestionamos y discrepamos, de casi todo… ¡No! Con nosotros la tolerancia y la libertad, no se ejercen. Menos mal, que la intolerancia, no los lleva —de momento— a señalarnos cual es «el camino de Jerez»; siempre y cuando —ojo— no opinemos discrepando, contra el orgullo gay, el aborto, la mentira de quienes afirman, que se nace con un cuerpo equivocado, o los lobbies LGTB. Porque aquí sí que ya, solo nos queda la cárcel, por homófobos y/o mentes pensantes. (...de risa).

En todo este ambiente actual, nació la novedad, de denominar a la selección española de futbol, como la roja. Y esto, que fue una simpleza ¡ideológica! apoyada por la cadena del «jorjeta» T5, y que copiaron después, el resto —o casi— de los periodistas y medios de comunicación; terminó por hacerse viral, y hasta normal, pero ni histórico, ni real.

Para ser progresistas, no hacía, ni hace falta, llamar rojos a los jugadores españoles de la selección, porque usen una camiseta que lleva una parte de ese color. Y no hace falta tampoco, llamarla ‘la roja’, porque decir solo la ‘selección española’, no le quita a nadie el título, ni de rojo, ni de izquierdas, ni de progresista. Si acaso, lo único que consiguen, es el ridículo ante el mundo —deportivo sobremodo—, que siempre menciona y mencionara, a España, como la selección que juegue contra su país, y al futbol, sobre todo.

Y esto es lo que viene ocurriendo en España, desde que, en el año 1982, llegó al poder el socialismo —eso sí— menos radical, aunque en algunos ayuntamientos como el de Siero, llegase ‘otro’ socialismo, mucho más rencoroso, y radical como largocaballerista (M. Villa, fue un ejemplo, de su rencor, acrecentado, ante la no posibilidad de ser secretario general de UGT en el congreso de La Felguera, creyéndose, como se vendía un exilado con derechos). Esta sin razón de la izquierda más o menos marxista, que terminó por abandonarlo, duró hasta la entrada en el gobierno de un Zapatero, que intentó y lo sigue intentando, retroceder a España, a los años 30 (a veces creo que incluido el 34). Y como en aquellos años, no se admitió la Constitución de 1876, ahora pretenden, considerar obsoleta la de 1978 (fíjese el lector, que año arriba abajo, la historia tiende a repetirse). De esta manera pretenden llevarnos a otras elecciones constituyentes, donde ya, la España histórica, tradicional y autentica, se la transforme, en una federación de regiones, no contemplada en la constitución actual, ni en su historia; donde las regiones consideradas nacionalidades de 1979, opten por referéndum, en el que se dirima si quieren pertenecer a España como nación, o a la península ibérica, como zona geográfica por obligación.

Por tanto, si todo lo anterior, termina ocurriendo como parece, la historia se seguirá repitiendo, y, por lo cual, no es de extrañar, volverá de igual manera, otro 1936, que los calme durante otros cuarenta años, que son los que Primo de Rivera padre, consideró —y al parecer, no le faltaba razón— necesarios para dejar aquella semidictadura de 1923 apoyada por la UGT antes de volver a las elecciones, que ya todos sabemos cómo terminaron.

Espero que España sigan siendo España; la selección de futbol; la española y al país solo se denomine al de Alicia en el de las maravillas, del escritor ovetense Gustavo Bueno».

¿Considera que se han planificado bien los cortes

de tráfico en León para

las obras de asfaltado?

SÍ 13%

NO 87%

Cree que el casco antiguo de la capital debería recibir

más atención del Ayuntamiento

de León?