cartas al director
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Fernando Cuesta Garrido titula su carta ‘Portavoz’: «La plantilla de portavoces del PSOE no parece tener la calidad suficiente para afrontar su labor. El señor Patxi López, portavoz en el Congreso y expresidente del gobierno Vaco, ha protagonizado días aciagos para la democracia española. Su servilismo hacia el presidente Sánchez nos ha indignado a muchos españoles porque, además, ha puesto en valor su incompetencia. Pero no voy a detenerme en este señor, lo que toca ahora es subrayar la labor de la ministra portavoz, Pilar Alegría. Esta señora, tras la elección de Isabel Perelló como presidenta del CGPJ, ha declarado como mérito para haber sido elegida que ‘es una mujer y catalana’. Pilar Alegría no reconoce que el mérito de esta señora no es su profesionalidad. Se deduce que de haber sido un hombre hubiera sido un desprestigio para el CGPJ. No valora que sea una buena jurista. Le es algo secundario. Porque también ser catalana es algo de gran relevancia que servirá para la mejora en la calidad de la labor del CGPJ. También podríamos entender que, si la señora Perelló fuera, por ejemplo, andaluza, el prestigio del Consejo se enturbiaría. Sin olvidarnos que el subrayar que es catalana se podría entender o interpretar como frase xenófoba o racista. Ahora entendemos por qué la izquierda una y otra vez insiste en poner en valor a la mujer. Es muy claro deducir escuchando a la portavoz ministra del Gobierno de Sánchez. Ahora nos estamos percatando por qué el PSOE, por medio de una ley impone una serie de cuotas para que la mujer ocupe lugares, por ejemplo, en las listas electorales. El PSOE ha impuesto la ley de cuotas de partición de la mujer en las instituciones porque dentro de sus filas consideran que muchas de esas mujeres no llegarían a ocupar espacios políticos de relevancia. Pilar Alegría es un ejemplo claro que forma parte del Consejo de ministro por cuota no por su valía. Es triste observarlo claramente por qué una ley, tan fuera de lugar, como la de cuotas de participación, coloca a la mujer en un lugar muy incomodo en el plano de credibilidad y calidad en su labor política».