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Indecencia

y complicidad

N o todo vale. Hay decencia, vergüenza y dignidad afortunadamente en España. Aunque hay excepciones en lugares como en el estadio de futbol de San Mamés. El anfitrión del estadio, el Athletic Club de Bilbao, ha homenajeado a un montañero vasco, Martín Zabaleta, por ser el primer español y vasco que alcanzó la cima del Everest en 1980. Hasta ahí todo un detalle muy bonito del club vizcaíno.

Pero ahora miramos la otra cara de la moneda. Zabaleta, cuando llegó a la cima de la montaña exhibió una bandera de la Comunidad Vasca con el anagrama de la banda terrorista ETA. El homenaje se oscureció y se prostituyó salpicando, especialmente a todos los espectadores y aficionados que han maldecido y maldicen los crímenes de ETA.

El club de futbol bilbaíno, con ese homenaje a un personaje despreciable, no merece ni un «buen gesto ni una buena palabra ni un euro de las instituciones públicas».

El Athletic se ha colocado en la lista de entidades indecentes que no merecen ningún respeto y ninguna clase de apoyo social de cualquier tipo. Las peñas del club que hay todavía a lo largo de la geografía española deberían clausurarse de inmediato. Este despreciable homenaje es el mejor argumento para cerrar la persiana de las peñas.

El homenaje a un personaje tan miserable como Zabaleta pasará a la historia negra de un club que ha dejado claro que las víctimas del terrorismo de ETA no les importa nada.

No me olvido de los jugadores del Athletic. Jugadores que al no escuchar sus voces contrarias a este homenaje se hacen cómplices de esta miserable actuación del club vasco. Para concluir como ciudadano español y como vasco me avergüenzo de gente como los directivos del Athletic.

Levanto la voz de reproche y condeno a unos personajes que manchan a un club de prestigio. Un club que mucha gente lleva en su corazón, pero que ese corazón ha sido herido gravemente. ETA ha apuñalado, a través de Zabaleta y el Athletic, de nuevo a la sociedad.