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Publicado por
Carlos Fernández Fernández
León

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Un día de esta semana oí en una emisora de radio, unas declaraciones a un niño de siete años. Este niño es muy peculiar por varios motivos, pero el aspecto que me llamó la atención y que le otorga el calificativo de raro, es sus preferencias a la hora de contestar aquello de: ¿qué quieres ser de mayor?, ¿quién es tu ídolo?, ¿quien es tu héroe? Sorprendentemente de mayor no quería ser futbolista, ni cantante, ni famosillo de la pequeña pantalla. Sus ídolos no son esos virtuosos de la patada al balón, ni esos cantantes de canciones con letras empalagosas y vacías, ni esos personajes populares cuyo mérito es ser hijos, sobrinos o amantes de la cantadora o del torero famoso. Sus héroes no son guerreros urbanos, ni matadores de fieros animales astados con público enfervorizado, ni imaginarios e imposibles supermanes o superarañas. El quiere ser hematólogo, sus ídolos son los médicos de hospitales y sus héroes los investigadores que se queman las pestañas estudiando y trabajando en laboratorios doce horas diarias. Niño raro, inédito o quizás único.