¡Qué pena!
Pienso que los hechos ocurridos recientemente en el hospital madrileño son horrorosos, y jamás desearía que le ocurriese eso a un pobre bebé. Pero me parece escandaloso y denunciable que estemos dando tanta importancia a la muerte –por accidente, por error- de una inocente criatura de 27 semanas y, por otro lado, estemos dejando que miles de mujeres permitan la muerte de fetos de menos de 22 semanas, y no por "error", sino voluntariamente. Conclusión: ¡qué pena! vivimos en medio de una sociedad incoherente.