HUNDIMIENTO DEL TITANIC
El barco en este caso, España tocó con un iceberg la crisis española, y la vía de agua ladrillo y otros, en España que se incrustó en el barco fue tan grande que los marineros ministros con su capitán al mando Rodríguez, no pudieron, ni supieron, el gobierno no sabe cortarla, y el barco se hundió España está zozobrando de momento. Esta similitud es lo que nos va a pasar a los españoles mientras estén apoltronados esos personajes que juegan a hacer de ministros gobernantes, y su jefe de filas que no sabe por donde va y no sabe pensar lo que se nos avecina con esas posturas falsas, equívocas, mendaces, para salvarnos a todos los españoles, a no ser que sepa más que bien al lugar en donde quiere colocar a la nación española. Ahora, con los presupuestos para 2.010, con la compra/venta de votos en el Congreso, entre el Gobierno y PNV y los canarios, nos vemos abocados a la más triste de las miserias para el venidero año, ya que, presuntamente, no creo haya una partida en los mismos y si la hay seguro es pequeña de dinero a entregar como merced a otros países, como está sucediendo desde que Rodríguez ocupa el primer puesto, despilfarrando nuestro pecunio, ya que es terreno abonado para las dádivas. De los ministros consejeros del presidente por accidente en el 2004, no hay uno solo que valga la pena. Es natural, ya que están sacados de las recomendaciones de otros personajes a los que les molestaban en su feudo, y se los encalamó a Rodríguez, y éste, atolondrado como se quedó cuando se vio, sin idearlo siquiera, de presidente de una nación como la española, no atinó a escoger lo mejor que podría escoger dentro de su partido, que mucho no hay, hay que ser sincero, y colocó a los que él pensaba que podrían ser sus taquimecanógrafos. Pero héte aquí que colocó a tres personajes, de armas tomar, para que llevaran el timón: La feísima vicepresidente es que lo es, no nos engañemos, el que se parece a Rasputín y el de la lengua bífida y ojos entrecerrados. Estos tres son los que llevan el mando de la Administración, y nadie, ni nada, se mueve sin que haya pasado por sus despachos, y el ínclito Rodríguez firma lo que haya que firmar tras sus especulativos razonamientos que, a todas luces y viendo cómo nos llevan, están más que equivocados. El símil del Titanic, se hunde si no se pone remedio.