León quiere penalizar a la víctima del grafiti
La fealdad generada por el pegado de carteles, las pintadas y los grafitis incontrolados se ha convertido en un problema de primer orden para las ciudades. En los cascos históricos se hacen especialmente evidentes los efectos de los gamberros y los insolidarios que acaban generando un perjuicio a toda la sociedad, pero especialmente a los que son sus víctimas, a los vecinos, inquilinos o propietarios de locales y viviendas que los sufren. No son pocos los que optan por realizar periódicas limpiezas, gastando de su bolsillo fórmulas para paliar esos ataques a su calidad de vida. O los que intentan disuadir, a través de carteles, a los que manchan sus negocios, portales o fachadas. Pero no parece razonable que a esas víctimas se las penalice. El equipo de gobierno de José Antonio Diez así lo pretende con un ordenanza para obligar a los propietarios de inmuebles y establecimientos a pagar los costes derivados del vandalismo.