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La denuncia pública del campo español sobre los conflictos derivados de las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) son sobradamente conocidos. En los últimos tiempos se han focalizado en torno a las limitaciones derivadas de los excesos en favor del medio ambiente que han penalizado a agricultores y ganaderos. Pero hay otro error al que no se ha conseguido poner soluciones a pesar de que lleva mucho tiempo generando perjuicios y malestar. Las complicaciones que sufren en ocasiones los productores del campo para alcanzar las ayudas europeas contrastan con las facilidades que se otorgan precisamente a personas ajenas a la verdadera explotación. Ahora llega una queja concreta y debería ser atendida. Es necesario repensar y perfilar unas fórmulas que hagan más eficaz la asignación de unos recursos que resultan fundamentales para un sector primario que merece un mejor trato.