León tiene que labrarse su propio camino sin creer promesas vanas
Pleno empleo pero no a costa de que León se quede como un solar. Es la reivindicación que ayer se escenificó en la calle en un Primero de Mayo en el que, dicho sea de paso, los sindicatos no han tenido un especial poder de convocatoria, con 1.500 fieles en León y unos 350 en Ponferrada que vienen a consolidar el estancamiento de su representatividad en los últimos años. En cualquier caso, el lema es legítimo y aventura en román paladino los peores augurios que se ciernen sobre esta provincia, condenada a sobrevivir en un estado de transición permanente con un horizonte brumoso que no clarifica en absoluto su devenir laboral. Los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA) son demoledores y ratifican que, si hay recuperación, esta está pasando de largo por León, que sigue ocupando el último puesto del país en tasa de actividad y cuyo tejido laboral se empobrece cada vez más con la marcha forzada de los jóvenes en busca de mejores oportunidades de empleo —o de oportunidades, a secas— y que, con su éxodo, reducen las listas del paro de la manera más traumática posible para esta provincia. La ocupación sigue en caída libre. Los 177.600 trabajadores registrados en 2022 se han quedado en 169.500 en 2023, ejercicio en el que se destruyeron 8.100 empleos. A la luz de estos datos no hay en León repercusión alguna del Plan de Recuperación y Resiliencia. Ningún efecto de dinamización gracias a los fondos Next Generation. Si hay un mensaje claro, es que esta provincia no puede esperar ningún rescate ni creerse los cantos de sirena que prometen inversiones millonarias «en régimen de concurrencia competitiva» que terminan escogiendo otras provincias mejor promocionados. El camino es armarse de dignidad y tejer el futuro con mimbres propios, sin aspiraciones vanas, con la honestidad y la valentía con la que invierten los emprendedores y las pymes que tienen conciencia y compromiso con el territorio. Y seguir de frente, sin echar la mirada hacia los lados a ver quién se posiciona y quién nos adelanta, sin perder eso sí el ánimo reivindicativo de los que se nos debe: que la transición sea justa, que lleguen las infraestructuras y que no nos den gato por liebre.